El san, la modalidad que permite comprar ropa, zapatos y hasta motos

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Foto: Archivo

En la década de los 90 era muy común escuchar “estoy jugando un san o un bolso para pintar la casa” o “para pagar los cauchos del carro”. Este método de ahorro se caracterizaba porque quien lo organizaba tenía la oportunidad de financiarse, sin la necesidad de pago de intereses, pero con una elevada responsabilidad en cuanto a la administración de dinero ajeno y de la recaudación en cada cuota.

La situación económica nacional aunada a la falta de crédito bancario, ocasiona que la figura del san o también denominada “susú” en el interior del país, se convierta en una forma artesanal de financiamiento para adquirir productos que pueden ir desde un par de zapatos hasta una motocicleta.

Crónica Uno conversó con dos jóvenes que se encargan de realizar san para vender ropa y zapatos, quienes explicaron que por cada venta pueden obtener entre un 20 o 30% de ganancia.

Al ser consultadas sobre cómo es el procedimiento para afiliarse a este método, explicaron que solo trabajan con personas conocidas o que sean recomendados por los mismos clientes que ya han adquirido productos, quienes también se hacen responsables por si incumplen con las condiciones.

“Ya voy a tener un año vendiendo zapatos a través del san. Para poder comprar yo le mando al cliente un catálogo con todos los productos que tengo disponibles, cuando ellos seleccionan los zapatos que quieren, divido el precio en 6 cuotas que deben ser pagadas semanal, al culminar el pago se hace la entrega del producto”,

explicó Ana*.

Foto Archivo

Reveló que su primera inversión para el inicio del negocio fue de apenas 90 dólares y ya maneja montos por encima de los 1000 dólares mensuales en pedidos.

“Tengo varios proveedores y ellos me dan precios al mayor porque mensualmente puedo comprar entre 20 o 30 pares de zapatos y lo que me gano por lo general lo reinvierto en el mismo negocio, ya hasta los proveedores me dan crédito”, precisó.

Ana aclara que la modalidad de pago del san es únicamente en moneda dura, porque ella debe pagar a sus proveedores con divisas.

“La única condición que tengo para los clientes es que me paguen en dólares o en euros, porque en bolívares es sumamente difícil calcular precios. En algunas oportunidades he permitido a mis clientes más viejos que  me paguen en bolívares pero a tasa paralela para poder comprarles los dólares, pero este negocio es únicamente para manejarlo en divisas”, reveló.

En cuanto a la seguridad de los pagos, comentó que hasta los momentos no ha tenido mayores inconvenientes con los clientes, porque a ellos les interesa cancelar completo para disfrutar de los productos.

“No me puedo quejar de mis clientes, porque han sido cumplidos a la hora de pagar, cuando hay algún problema ellos se comunican conmigo y me pagan las dos cuotas completas la semana siguiente, pero nadie hasta la fecha me ha quedado mal”, dijo.

Reconoció que como todo negocio informal, la modalidad de san tiene sus riesgos.

“A una amiga que hace San con productos de maquillaje le pagaron en una oportunidad con dólares falsos y por supuesto la persona se desapareció, esos son los riesgos que uno puede correr, pero de resto, no puedo decir que sea un negocio inseguro”, afirmó.

Es una relación de confianza mutua 

Patricia*, otra joven que vende ropa por el método del san, opina que la confianza es el único requisito para poder tener éxito en este tipo de negocios.

“La confianza debe ser de parte y parte, porque así como el cliente debe cumplir con los pagos, nosotros también tenemos que ser responsables a la hora de entregar los productos que nos compran”, asegura.

Revela que desde hace 9 meses vende ropa traída desde Perú y Colombia la cual sus proveedores se la suministran a consignación.

“Trabajo bajo catálogo y también por encargos, yo gano por ventas, mientras más venda puedo asegurar una ganancia. Por lo general reinvierto lo que me gano, pero también puedo comprar cosas que me hagan falta”, explicó.

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Foto: Alberto Torres

La también trabajadora de la administración pública, señaló que decidió establecer este negocio, porque lo que gana mediante su salario es totalmente insuficiente.

“Con este método puedo venderle a todo el mundo, porque no se necesita un gran sueldo para pagar 5 o 10 dólares semanales, el único requisito es que me paguen en dólares y puntualmente, para que sea una relación ganar ganar”, dijo.

Patricia señala que si no hay compromiso por parte del cliente, no le realiza otra venta.

“Si el cliente se tarda mucho en pagar o simplemente hay que estar detrás de él para que cancele, entonces prefiero no venderles más y buscarme a alguien mucho más responsable”, sentenció.

Hay que tener cuidado con las estafas 

Esteban Delgado, asesor financiero advierte que este método de ahorro o pago, es muy riesgoso, sin embargo, explica que es algo utilizado durante muchos años no solo en Venezuela sino también en América Latina, y por lo general, lo hacen los estratos más bajos de la población, quienes no tienen una disciplina financiera.

“El riesgo es máximo. El inversor o el comprador puede ser victima que el responsable del san desaparezca con el dinero que ha pagado, por eso es necesario asesorarse muy bien y buscar referencias de los mismos, pero en mi caso como asesor financiero siempre voy a preferir que las personas tengan fuerza de voluntad y disciplina financiera y ahorren para poder comprar los productos o servicios que quieren”, indicó.

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Foto: Manuel Díaz

Soy fiel al san 

Por su parte, Francisco Ramírez, mototaxista y quien asegura ser fiel al método del san, sostiene que mientras pueda comprar por esa vía lo seguirá haciendo.

“Este método es mucho mejor que una tarjeta de crédito, porque aquí no te cobran intereses por la compra. A veces es complicado conseguir sencillo en dólares para pagar las cuotas, pero de resto uno puede comprar sus cosas, incluso cuando no se tiene la  disponibilidad inmediata del dinero”, explica.

Reveló que hasta motos se pueden comprar por esta vía, pero los pagos son mucho más elevados.

“Hay concesionarios de motos que tienen esta opción, pero las cuotas son de 50 o 60 dólares semanales, además en muchos casos te piden garantías y algunos te dicen que si no pagas 2 cuotas pierdes lo que ya has pagado y eso es injusto”, mencionó.

El san, bolso o susú, ahora forma parte de la cotidianidad del venezolano, quien decidió buscar otras opciones para poder mantener su capacidad de compra que se ha visto mermada debido a la situación económica y en gran parte a los bajos salarios, sobre todo del sector público.

Con información de Crónica Uno