La reapertura de la catedral de Notre Dame va a dar un impulso al ya intenso turismo en París, y el Gobierno francés ha planteado un debate -rechazado por la Iglesia francesa- sobre si los visitantes deberían pagar por la entrada.
La oficina de Turismo de París prevé que esta semana de reapertura el número de turistas aumentará en la ciudad un 18 % respecto a su equivalente del año pasado, incluso si el festivo religioso del 8 de diciembre cae en domingo, lo que complica los viajes.
Las previsiones apuntan a que la catedral gótica de París recibirá entre 14 y 15 millones de visitantes anuales, cifra que la convertiría en el lugar más visitado de Francia, algo por encima de Disneyland París (más de 10 millones en 2023), y mucho más que el Louvre, Versalles o la torre Eiffel, todos ellos de pago.
Además, la oficina no va a organizar ninguna actividad ni recorrido especial en relación con la reapertura más allá de la programación prevista por la archidiócesis, aunque sí ofrecerá toda la información disponible sobre la catedral, como hacía antes del incendio de 2019.
París cerrará este año con 37 millones de visitantes, un gran aumento respecto a los casi 24 millones de 2023, gracias al fuerte empuje de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del pasado verano.
El enorme flujo de visitantes que se espera para Notre Dame, tanto fieles católicos como turistas, llevó a la ministra de Cultura, Rachida Dati, a plantear a finales de octubre que los visitantes paguen por entrar al templo más famoso de Francia y uno de los más conocidos en todo el mundo.
Según esa idea, los fondos obtenidos se emplearían en la conservación del abundante patrimonio religioso francés.
“Con solo cinco euros por visitante se recaudarían 75 millones de euros (unos 80 millones de dólares) al año. Notre Dame de París salvaría a todas las iglesias de París y de Francia”, señaló Dati en una entrevista con el diario Le Figaro.
Sin embargo, el arzobispado de París, encabezado por Laurent Ulrich, rechazó de plano la idea de cobrar por permitir la entrada a un templo, incluso a los turistas.
“Mantenemos sin cambios nuestra posición sobre el necesario libre acceso a las iglesias y catedrales”, zanjó de forma clara Ulrich en la presentación de los eventos de la reapertura.
Aún así, el arzobispo reconoció que esa gratuidad “no está en contradicción con la preocupación por salvaguardar el patrimonio religioso”.
Antes del incendio, los visitantes tenían que pagar para ver el tesoro de Notre Dame o para ascender a sus torres, lo que incluía presenciar de cerca las famosas campanas de la catedral.
Julien Lacaze, presidente de Arts & Patrimoine, la asociación de defensa del patriomonio más antigua de Francia, y que ha sido muy crítico con el Gobierno por algunos aspectos de la reconstrucción de la catedral, se sitúa en este caso del lado del Ejecutivo.
“Si ese dinero beneficiara a los monumentos que están fuera de los circuitos turísticos, me parece una buena idea”, explica en declaraciones a EFE.
Lacaze lo considera “una mutualización de recursos” y lo compara con los visitantes del Louvre que pagan, muchos de ellos por ver apenas la Gioconda y algunas otras obras de arte más famosas, pero luego el dinero de su entrada se emplea en la conservación del enorme museo y sus inmensas colecciones.
Catedrales de pago en otros países
Si la Iglesia católica francesa sigue firme en su idea del acceso libre a sus templos, no ocurre lo mismo en otros países vecinos.
En Alemania, los adultos que visitan la catedral de Berlín deben pagar 10 euros, mientras que la famosa catedral gótica de Colonia es gratuita, aunque la subida a una de sus torres requiere desembolsar 8 euros.
En Italia no hay una política definida. En San Pedro del Vaticano, que es basílica, y las otras basílicas e iglesias de Roma no se paga por entrar.
Tampoco en la catedral de Santa Maria del Fiore, en Florencia, aunque sí en otras iglesias de la ciudad y la región de Toscana que albergan valiosas obras de arte.
La entrada básica al Duomo de Milán es de 10 euros, pero puede alcanzar los 30 con distintas opciones.
Entre las catedrales más famosas de España, la de Sevilla tiene un precio de 12 euros si se compra la entrada en línea y de 13 si es en taquilla. La de Toledo tiene un billete único de adulto de 12 euros, y la de Santiago de Compostela oscila entre 12 y 25 euros en función de las múltiples modalidades de visita.
Fuera del catolicismo, la famosa Abadía de Westminster, en Londres, se va a las 30 libras, unos 36 euros, para los visitantes adultos.
EFE