El valor emocional de tener una mascota es comparable al de una pareja

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Foto: Archivo

Una investigación publicada el 31 de marzo en la revista Social Indicators Research sostuvo que convivir con un perro o un gato aporta un valor comparable al del matrimonio o las relaciones sociales frecuentes.

El hallazgo, liderado por la Universidad de Kent y la London School of Economics, introdujo una nueva forma de cuantificar el papel de las mascotas en el bienestar humano.

Un análisis de datos de 2.500 hogares británicos permitió a los investigadores calcular el beneficio económico equivalente de tener una mascota: hasta 70.000 libras esterlinas anuales, o cerca de 90.000 dólares, en términos de satisfacción con la vida.

Este valor es similar al que estudios previos asignaron al impacto de tener pareja o mantener contacto habitual con amigos y familiares. Según los autores, estas cifras no reflejan ingresos reales, sino el “precio implícito” del efecto emocional de ciertos factores en la calidad de vida.

El estudio fue realizado por Adelina Gschwandtner, profesora de economía en la Universidad de Kent, y Michael Gmeiner, profesor adjunto de la London School of Economics. En declaraciones a CNN, Gschwandtner explicó que incluso ella, amante de los animales, se sorprendió por el resultado económico.

Pensé que era mucho dinero, incluso para mí, que adoro a las mascotas. La mayoría de la gente afirma que sus mascotas son como amigos o familiares para ellos, así que es comparable”, aseveró.

Un modelo para establecer causalidad

A diferencia de otras investigaciones que observan solo correlaciones, este estudio se propuso establecer una relación causal. Para lograrlo, los autores recurrieron a un modelo estadístico complejo conocido como enfoque de variables instrumentales, informó CNN.

Según explicaron, este método busca una tercera variable que se relacione con la tenencia de mascotas, pero no con la satisfacción vital directamente. Así se evitan confusiones como suponer que las personas felices adoptan más mascotas, cuando lo que se quiere probar es si las mascotas hacen más felices a las personas.

La metodología, conocida como “enfoque de la satisfacción vital”, fue utilizada previamente para estimar el valor intangible de sucesos vitales como casarse, divorciarse o tener hijos. Aplicada a este caso, permitió a los economistas afirmar que tener un animal de compañía tiene un impacto comparable al de esas otras experiencias significativas.

Perros, gatos y rasgos de personalidad

Además de medir el impacto general de tener mascotas, los autores exploraron la relación entre personalidad y tipo de animal.

Publicó Phys Org, medio especializado en ciencia, que los cuidadores de gatos tienden a ser más abiertos, mientras que los dueños de perros son más extrovertidos, afables y menos neuróticos.

En términos generales, quienes tienen mascotas mostraron niveles más altos de responsabilidad y extroversión que quienes no tienen.

De acuerdo con el medio científico, Gschwandtner afirmó: “Esta investigación responde con un rotundo ‘sí’ a la pregunta de si las mascotas son buenas para nosotros en general. Las mascotas nos cuidan y existe un valor económico significativo asociado a su compañía”.

Críticas al enfoque y límites del estudio

El estudio no estuvo exento de críticas. Megan Mueller, profesora asociada de la Universidad de Tufts y experta en relaciones humano-animal, expresó escepticismo sobre la validez de equiparar las mascotas con las relaciones humanas.

“Sabemos que el apoyo social y emocional son aspectos claves de las relaciones entre humanos y mascotas, y que también son el mismo tipo de apoyo que recibimos de nuestras conexiones sociales humanas. Si bien los animales tienen una conexión profunda con nosotros, no son iguales a los humanos”, concluyó.

Aun así, los investigadores principales afirman que los datos pueden tener aplicaciones prácticas. En particular, Gschwandtner sugirió que las políticas públicas podrían considerar estos resultados para facilitar la tenencia de mascotas, como flexibilizar las normas que restringen su presencia en viviendas de alquiler.

Con información de Infobae