Empresas de Francia, Alemania e Italia piden a la UE que la competitividad sea central

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Las grandes organizaciones patronales de Francia, Alemania e Italia pidieron este jueves a la Unión Europea que pongan la competitividad en el centro de su acción, sobre todo teniendo en cuenta lo que se puede esperar de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos.

El presidente de Movimiento de Empresas de Francia (Medef), Patrick Martin, que hoy fue el anfitrión en un Foro de Negocios Trilateral que se organiza hasta el viernes en París, avisó en el discurso de apertura que la Unión Europea se enfrenta a “un riesgo de desenganche irreversible” en el terreno económico.

Martin insistió en que mientras otras potencias económicas mundiales apoyan a sus “campeones nacionales” los europeos deben “abandonar una cierta forma de ingenuidad” y conciliar los retos medioambientales y sociales con el objetivo de situar la competitividad en el centro.

Recordó que en 60 días llegará a la Casa Blanca Trump, que ha manifestado su intención entre otras cosas de imponer aranceles a los productos europeos.

“La competitividad es la madre de todas las batallas”, destacó el máximo responsable de la patronal francesa, que se quejó de que en ese terreno la UE sufre un diferencial del 70 % con Estados Unidos y no saca las lecciones necesarias.

“Uno de los discriminantes más importantes -precisó- es el precio de la energía”, con una diferencia de dos a cuatro veces respecto a Estados Unidos.

También se refirió a la gran profusión de leyes en la UE con las que tienen que lidiar las empresas, para lo que pidió una simplificación normativa, al hecho de que en Europa se invierte mucho menos en investigación y desarrollo (I+D) y a las debilidades del mercado de capitales europeo por su “fragmentación”.

Sobre ese último punto hizo hincapié en que a pesar de la fortaleza del ahorro en la UE, con 800.000 millones de euros anuales, más de 300.000 se van al exterior, esencialmente a Estados Unidos.

El presidente de la patronal italiana Cofindustria, Emanuele Orsini, abundó esencialmente en las mismas ideas y reclamó una flexibilización en las reglas medioambientales de los Veintisiete.

Para justificarlo, se refirió a la amenaza que pesa sobre sectores industriales muy dependientes de la energía como la cerámica, y recordó que la UE representa el 7-8 % de las emisiones globales causantes del efecto invernadero, cuando acumula el 15 % del producto interior bruto (PIB) mundial.

La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, reconoció que en el contexto actual “mejorar la productividad no es sólo una opción, sino una necesidad”.

Sobre las demandas de las empresas con la energía, Metsola indicó que hay que crear un mercado eléctrico unificado, y en términos generales afirmó que “la fragmentación de nuestro mercado es nuestro peor enemigo”.

También se sumó a los reproches sobre el exceso normativo en Europa y considero: “necesitamos reglas más simples, más inteligentes”.

Vía: EFE