Todos hemos tenido síntomas de ansiedad en algún momento de nuestra vida. De hecho, la ansiedad es una reacción normal que se activa ante una amenaza o un peligro. El problema llega cuando se convierte en trastorno de ansiedad, cosa que sucede cuando esta reacción se activa con frecuencia en situaciones que objetivamente no son amenazantes o peligrosas y afecta notablemente en la vida diaria. Podemos decir que una persona tiene un trastorno de ansiedad cuando es incapaz de forma persistente de hacer las cosas que habitualmente le gustan.
Haber experimentado la emoción de la ansiedad no es necesariamente negativo, ya que ayuda a nuestro cuerpo a prepararse para algunas tareas que nos resultan difíciles o que percibimos como amenazas. La ansiedad produce una reacción psicofisiológica de activación intensa del sistema nervioso central y de todo el organismo que nos preparan para estar alerta y responder adecuadamente ante una situación que nos inquieta y nos provoca sensación de peligro.
Es muy habitual, por ejemplo, que los estudiantes tengan sensaciones de ansiedad ante un examen. Pero es una sensación que desaparece en cuanto se ha realizado el examen, es decir cuando el peligro ha pasado. Comprender que la ansiedad es una emoción normal es un aspecto importante para aquellos que la tienen, ya que el objetivo no ha de ser eliminarla, sino aprender a tolerarla y gestionarla.
Los trastornos de ansiedad constituyen uno de los grupos de trastornos mentales más frecuentes y se considera que un 20% de la población los padecerá a lo largo de su vida. El número de personas afectadas varía en función del trastorno. El más frecuente es el causado por una fobia específica a algo.
Las reacciones provocadas por la ansiedad tienen su origen en los mecanismos cerebrales. El cerebro de los seres humanos integra muy bien la información del pasado (recuerdos) con la información del presente (situación) para anticipar y prever el futuro (consecuencias). Cuando una situación del presente se parece a algún recuerdo o experiencia anterior, se activan las mismas sensaciones y emociones asociadas. Si esta situación se parece al recuerdo de una situación que hizo sentir miedo en el pasado, fácilmente la persona la puede evocar también en el presente.
Tipología de los trastornos
El problema surge cuando la ansiedad normal en cualquier ser humano se convierte en un trastorno de ansiedad. Esto sucede cuando el paciente presenta un miedo o ansiedad intensa y una preocupación excesiva. Estos trastornos generan un importante malestar y afectan al funcionamiento cotidiano de la persona, tenga la edad que tenga. Están relacionados con aspectos diversos de su vida, como pueden ser la familia, el trabajo o las amistades…Hay muchos tipos de ansiedad.
Trastorno de ansiedad por separación. Afecta a niños. En este tipo de trastorno el menor tiene un miedo intenso de separarse de sus padres o de las personas que le cuidan por temor a que les pase algo y no los vuelva a ver.
Fobia específica. Es cuando una persona tiene un miedo intenso a un objeto o a una situación concreta. Es habitual en personas que, por ejemplo, no soportan las inyecciones, tienen miedo a las alturas o no pueden subirse a un avión. Si la persona tiene miedo intenso a situaciones sociales (como mantener una conversación, ser observado o hablar en público) se le denomina fobia social.
Trastorno de pánico. El ataque de pánico se define como un episodio de ansiedad repentino e intenso que se acompaña de sensaciones físicas agobiantes (palpitaciones, sensación de ahogo, mareos…) y de pensamientos que suelen ser catastróficos (miedo a perder el control, a morirse, entre otros).
Agorafobia. Se da en personas que tienen habitualmente miedo a sentir sensaciones de ansiedad como que el corazón se acelere o notan un sudor generalizado porque temen que si eso sucede no podrán pedir ayuda y quedarán en una situación vulnerable. Para evitarlo optan por no mezclarse con la gente y evitan estar en lugares donde hay muchas personas. Por ejemplo, no usan el transporte público, no van a restaurantes y tienen pánico a asistir a un concierto.
Trastorno de ansiedad generalizada. Este trastorno aparece cuando una persona se preocupa constantemente por alguna situación del día a día. Puede tratarse de situaciones muy diversas, como preocuparse por temas de salud, por el rendimiento escolar de los hijos o por temas de trabajo. Estas preocupaciones afectan al sueño y a la capacidad de concentración de la persona que, como consecuencia, se siente muy tensa o fatigada y tiene a menudo dolores de cabeza o de barriga.
Es muy importante recibir tratamiento para evitar que se convierta en una enfermedad crónica. Varios estudios demuestran que las personas con trastornos de ansiedad que no reciben tratamiento es probable que tengan una cronificación de éstos y tengan más riesgo de desarrollar otros problemas psiquiátricos como la depresión o el consumo excesivo de sustancias tóxicas, como alcohol o drogas. Experimentar ansiedad de forma crónica puede afectar el funcionamiento del resto de sistemas del cuerpo y aumentar el riesgo de tener otras enfermedades como desórdenes gastrointestinales o problemas cardíacos.
Con información de La Vanguardia