Es urgente atraer Inversión privada para recuperar el sistema eléctrico

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Foto: Archivo

En cuanto a su diseño y estructura, el sistema de generación de energía eléctrica venezolano es de los mejores –si no es el mejor- de toda Suramérica. Pero, ahora atraviesa una crisis estructural.

Para el gobierno y sus partidarios, la desinversión y los constantes accidentes que generan «bajones» y apagones son producto de las sanciones internacionales, que impiden realizar las inversiones necesarias en mantenimiento y recuperación.

Las fallas constantes en casi todos los estados del país suelen explicarse como resultado de operaciones de sabotaje.

Para técnicos no vinculados al Ejecutivo o a su sector político, la historia es otra: falta de mantenimiento y desinversión explican por qué, por ejemplo, habitantes de la isla de Margarita reportan un racionamiento eléctrico diario que se prolonga por horas.

Hacia finales de octubre hubo un apagón, que dejó a oscuras a buena parte del país.

Entretanto, el venezolano sigue en vilo. ¿Cuándo será el próximo gran apagón? ¿Cuántas veces más el bajo voltaje dejará encerrado a alguien en un ascensor o dañará costosos electrodomésticos?

Para indagar y explicar el fenómeno en cuestión, Banca y Negocios conversó con dos expertos.

El mejor sistema con tarifas de chiste

Oswaldo Felizzola es Ingeniero Mecánico, egresado de la Universidad Simón Bolívar (USB). Posee un Diploma en Gerencia de Proyectos de la Universidad Metropolitana (CENDECO) y una Maestría en Administración (MBA) del IESA (Venezuela).

Felizzola recuerda que el sistema eléctrico venezolano recibió ingentes inversiones durante el boom petrolero en el primer gobierno del expresidente Carlos Andrés Pérez y se llegó a crear un sistema de generación y distribución de un calibre mayúsculo, con las respectivas críticas de que el país no lo necesitaba.

“El país no crecía a ese ritmo”, comenta el experto.

Expone que los gobiernos de los 70 y 80 se dijeron a sí mismos: ya que tenemos un sistema tan grande, que no necesitamos, vamos a socializar la energía. “Y se pusieron, prácticamente, a regalarla. Eso hizo que los venezolanos consumiéramos más de la energía que necesitábamos, porque los precios eran de chiste”.

Relata que ya en los 90, Venezuela contaba con un sistema eléctrico en el que no se invertía en renovación desde hacía 20 años, y por eso el expresidente Hugo Chávez declaró la emergencia eléctrica en 2008, avanza en sus ideas el experto.

Felizzola afirma que Venezuela tiene problemas tanto de generación como de distribución, porque no se han hecho inversiones en 40 años. “Caracas es la parte mejor diseñada en ese aspecto, pero ciudades industriales como Valencia o Maracaibo tienen un sistema mucho más débil”, pone sal y pimienta.

Los principales detonantes, entonces, han sido la falta de inversión y de mantenimiento. “Se hicieron inversiones en el sistema eléctrico pensadas para PDVSA, pero no era lo que necesitaba el país”, cuestiona el profesor del IESA.

La migración reveló la magnitud de la crisis eléctrica

El analista revela un dato que asombra: la crisis se ha revelado con la diáspora. ¿Por qué? Al haber menos gente, se requiere menos consumo eléctrico –en medio de una complicada situación económica-, por lo tanto, se desploma el consumo per cápita.

Entonces, la siderúrgica y las industrias básicas, que son los principales consumidores de energía, están completamente detenidas. “Por eso tenemos electricidad, todavía”, desliza –por toda conclusión- una especie de nonsense.

Fusión público-privada

Las áreas de transmisión y distribución eléctrica –que son servicios públicos- son difíciles de privatizar, acota Oswaldo Felizzola. “Podría hacerse en una sinergia público-privada”, sugiere. En ese caso se podría obtener el dinero necesario y garantizar la parte social que le compete al gobierno», opina.

– ¿Cuánto dinero se ha gastado en los muchos planes de recuperación que ha habido?

– Fácil, un 40% del PIB. Son inversiones que no se tienen que hacer en un año, sino en 15, y con capital privado todo es más fácil.

Con respecto a la provincia hay que tener una visión de país, Felizzola coloca sus ideas. En concreto, si se piensa en una recuperación sostenida de la economía a futuro, las ciudades industriales como Valencia, Maracaibo y Barquisimeto deberían tener prioridad.

Si se compara la situación del sistema eléctrico venezolano con el resto de los países de la región, Felizzola recuerda que, en los años 70 del siglo pasado, el país tenía una capacidad a la par de EEUU. Ahora se encuentra a nivel de Bolivia.

“La capacidad de producción está muy limitada, pero hay una capacidad instalada enorme”, recuerda.

Felizzola dice que la tecnología de los 80 y 90 es perfectamente actualizable. El talento humano es muy complejo, porque hay que seducir a la gente que se fue.

“Lo que tenemos es un Mercedes”

En su frecuencia, Paulo de Oliveira es un ingeniero electricista (USB) venezolano, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de Universidad de los Andes (Colombia). Es docente, investigador y consultor.

“Lo que nosotros tenemos en Venezuela como sistema eléctrico es un Mercedes Benz de esos que aguantaban largo tiempo sin pedir mucho”, puntualizó con una metáfora el investigador.

Dice que históricamente, este sistema ha sido disfuncional: se crearon unas empresas para electrificar el país durante la primera administración del expresidente Rafael Caldera, pero no se pasó mucho más allá porque no se pensó que la población iba a llegar a 30 millones de habitantes.

“A punta de chequera petrolera se logró electrificar a todo el país, en la denominada cuarta República”, comenta.

Pero llegó la hora en que era necesario actualizar toda la infraestructura de generación y suministro eléctrico, y no se hizo con la debida profundidad, porque no se destinaron los recursos necesarios.

Los sistemas eléctricos del resto de América Latina, en los 90, comenzaron a actualizarse. “Los países que adoptaron estas reformas tienen más de 30 años sin apagones importantes”, relata.

Oliveira piensa que ahí está el origen de la crisis que se ha profundizado en los últimos años.

“A mediados de los 90 se vio la necesidad de modernizar el sistema eléctrico, porque no íbamos a poder satisfacer la demanda. En Venezuela, habíamos construido un sistema de generación mucho más grande de lo que se necesitaba. Era una capacidad instalada muy por encima de las necesidades del país”, ofrece criterios técnicos.

Dinero perdido: incalculable

De Oliveira dice que es muy difícil medir cuánto dinero se ha perdido en esos 50 apagones que el país ha padecido de 2009 a 2024, tomando en cuenta la paralización de fábricas, empresas, universidades, etcétera.

Hubo un gran apagón en 2010 y el gobierno acusó de sabotaje a la oposición, dice el catedrático. Entonces, se dejó de publicar data.

– ¿Cuánto dinero hace falta para recuperar el sistema eléctrico y qué hay que hacer?

– No hace falta tanto, porque -como dije- tenemos un Mercedes Benz, lo que hace falta es tomar los correctivos y actualizaciones necesarios. Con algo de flujo de caja es posible ir levantando el sistema eléctrico poco a poco.

“En la Central Eléctrica Tocoma se invirtieron miles de millones de dólares. Hay una turbina instalada, pero las otra nueve no existen”, dice.

Consultado sobre cómo contrastar Caracas versus la Provincia, dice que el Sistema Troncal interconecta las centrales del Caroní (Estados Anzoátegui y Monagas) con el centro y la capital de la República. La parte que no es tan robusta –va al grano- está hacia el Zulia y Los Andes.

“Nosotros tenemos aspectos muy desarrollados y necesitamos tecnología. Por mala gerencia, no les pagaban a los proveedores y estos se fueron”, va cerrando su declaración.

Y da una pésima noticia: el talento humano está 100% fuera de Venezuela. Lo que queda son ingenieros que se jubilaron.

Para decirlo en pocas palabras: el sistema eléctrico venezolano hizo una especie de cortocircuito.

Es hora de tomar acciones para recuperarlo. Está por verse.

Con información de Banca y Negocios