Las universidades carabobeñas de mayor renombre no se encuentran en zonas de fácil acceso, por lo que los estudiantes enfrentan un gasto mensual que resulta difícil de cubrir.
La Universidad Arturo Michelena (UAM), una institución privada, está ubicada en el sector El Polvero, en San Diego, a 20 kilómetros de la Plaza Bolívar de Valencia.
Como otras casas de estudio, la UAM recibe estudiantes de varios estados, entre ellos Aragua, Portuguesa, Yaracuy y Cojedes, aunque la mayoría proviene de Carabobo. Tal es el caso de Azael Bernal, quien reside en el municipio Guacara.
Bernal recientemente terminó sus estudios de Comunicación Social. Después de cinco semestres fue cuando comenzó a ver clases presenciales, lo que le implicó un gasto adicional en transporte.
Las rutas de la UAM disminuyeron desde la crisis de 2017, por lo que ahora se agrupan zonas que antes contaban con rutas exclusivas. Un ejemplo es la ruta de Prebo, que anteriormente no pasaba por la avenida Bolívar y ahora sí lo hace.
Tarifa fija
Bernal tuvo la ventaja de que en las mañanas su padre lo llevaba. Desde que empezó su carrera en 2020, la tarifa de la ruta ha sido de 1 dólar, y cuando culminó, se mantuvo en ese valor.
Sin embargo, hubo un período en el que necesitaba ir cinco veces por semana, lo que representaba un gasto de 10 dólares semanal y de 40 al mes.
“La van me dejaba en un punto desde donde debía tomar el transporte público, por lo que el gasto real era de 60 dólares”, comentó.
Bernal destacó que, además de este costo de transporte, también debía asumir los gastos de inscripción y las cuotas mensuales, lo que hacía que la inversión en sus estudios aumentara. Esto es particularmente significativo en un país en el que, según el economista Asdrúbal Oliveros, el salario promedio de un trabajador en la empresa privada es de aproximadamente 200 dólares mensuales.
No todas las rutas cuestan un dólares; según Bernal, la tarifa hacia el municipio Los Guayos es de tres dólares, mientras que en la zona norte de Valencia varía entre uno y dos dólares.
Carla Turín, quien estudia Derecho en la Universidad Arturo Michelena y vive en Prebo, comentó que el tema gasolina también influye en los costos.
“Tengo un Hyundai Elantra viejo y a veces lo uso para ir a la universidad, pero no siempre puedo por el tema de la gasolina. Además, me preocupa quedar accidentada por allá”, dice.
Turín, toma la van en Prebo, pero cuando está corta de dinero, camina hasta la avenida Bolívar para tomar la ruta a un dólar.
Este servicio de transporte no pertenece a la Universidad Arturo Michelena; es operado por una cooperativa llamada Serviprum C.A. Esto se debe a que, con la crisis de servicios públicos, los autobuses dejaron de cubrir la ruta hacia El Polvero.
Las rutas también varían según la hora en la que salen de la universidad. Turín ha tenido que regresar de noche y ha visto cómo algunos estudiantes pagan extra para que el chofer los deje en sus casas. “Pueden ser hasta dos dólares”,
Bernal también relata que una vez se quedó accidentado en La Variante, una autopista que conecta los municipios Naguanagua, San Diego y Guacara.
“Avisé en el grupo de WhatsApp lo que me había pasado y la van se detuvo para recogerme, así pude llegar a clase”, explicó.
Estas mini vans tienen horarios específicos. Por ejemplo, después de las 7:30 a.m., hay que esperar entre 30 y 40 minutos por una unidad, y luego del mediodía el tiempo de espera depende de que la van esté completamente llena.
Estas unidades suelen tener capacidad para 15 o 16 pasajeros, aunque en ocasiones pueden llegar a transportar hasta 20 personas. Bernal y Turín han tenido que viajar en el suelo o en la zona del neumático de repuesto.
“Vas incómodo, pero nadie te obliga; quieres llegar temprano y sabes a lo que te expones”, comenta Turín.
La Universidad José Antonio Páez (UJAP), otra institución privada, también cuenta con un sistema de transporte similar, pero en menor escala.
Diego Ramos, quien estudia Administración y trabaja en un café, invierte unos 64 dólares de los 220 que gana, en transporte. Vive solo en La Trigaleña, y su salario casi se va en este gasto. Si pierde la van, debe pagar servicios como Ridery o Yummy, que cuestan cinco dólares por viaje.
La Universidad de Carabobo (UC), en cambio, tiene sus propias tarifas y sus unidades de transporte público. Antes contaban con las icónicas «Iguanas», autobuses verdes que quedaron fuera de servicio debido a la crisis presupuestaria. Actualmente, operan con autobuses Yutong en comodato del gobierno, así como camionetas de transporte público.
Bárbara Flores, estudiante de Derecho, viaja desde La Isabelica al campus de la UC en Naguanagua. El pasaje le cuesta Bs. 20. Durante el periodo regular, debía ir tres veces a la semana, y ahora que cursa el verano, ha mantenido su rutina.
Las unidades de la UC tienen un sistema de cupo que requiere marcar previamente. Primero entran los que tienen carnet, luego los que presentan horario, y finalmente los foráneos.
Las unidades tienen capacidad para más de 30 personas, pero usualmente llevan más pasajeros de lo permitido.
“A veces es necesario ir apretados, de pie y soportando el calor, pero tomar tres buses para llegar a la UC sería aún más caro”, comenta Flores.
Tomando en cuenta que un semestre en las universidades privadas de Carabobo puede llegar a valer hasta 500 dólares, un estudiante pagaría por semestre 60 % del valor del semestre. En otros son hasta 1000 dólares como en el caso de la Páez.
Con información de Crónica Uno