Las aves son animales fascinantes que han capturado la atención y la imaginación de los seres humanos durante siglos. Han sido objeto de estudio y admiración por su belleza, su habilidad para volar y su capacidad para adaptarse a diferentes ambientes.
Sin embargo, también hay aspectos intrigantes de su comportamiento social que pueden sorprender. Uno de ellos es la tendencia de algunas especies de aves a «divorciarse» de sus parejas.
Aunque el término «divorcio» se utiliza comúnmente para referirse a la separación de parejas humanas, en el reino animal se usa para describir la separación de parejas que han formado una relación monógama.
«Por ejemplo, los chorlitos, golondrinas, vencejos, oropéndolas y mirlos tienen altos índices de ‘divorcio’ y promiscuidad por parte de los machos, mientras que, en los petreles, albatros, gansos y cisnes, tanto la separación como el ‘engaño’ de los machos, es menos frecuente», indican algunos investigadores.
Las golondrinas, son aves monógamas que pueden separarse de sus parejas. En algunas especies, como la golondrina común, se forman durante la temporada de apareamiento y se mantienen juntas durante todo el lapso. Sin embargo, a veces, pueden separarse antes de la época de apareamiento del próximo año.
Las razones detrás de la separación pueden variar dependiendo de la especie y la situación. Ornitólogos identificaron dos factores clave que pueden ser la promiscuidad de los machos y las migraciones de largas distancias.
De este modo, se cree que la «infidelidad» de las hembras no provoca la ruptura de la pareja, ya que a los machos les «preocupa» el destino de sus crías y desempeñan un rol importante en su cuidado.