Un equipo internacional de investigadores ha identificado un trastorno del neurodesarrollo que está causado por mutaciones en un único gen y que afecta a decenas de miles de personas en el mundo, un hallazgo que mejorará el diagnóstico de estos pacientes.
El trabajo, dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai y publicado este viernes en Nature Medicine, se ha hecho en colaboración con la Universidad de Bristol (Reino Unido), la KU Leuven (Bélgica) y el NIHR BioResource de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Gracias a un riguroso análisis genético, los investigadores descubrieron que las mutaciones en un pequeño gen no codificante llamado RNU4-2 causan un conjunto de síntomas del desarrollo que hasta entonces no se habían relacionado con un trastorno genético distinto.
El equipo usó datos de secuenciación del genoma completo de la Biblioteca Nacional de Investigación Genómica del Reino Unido para comparar la carga de variantes genéticas raras en 41.132 genes no codificantes entre 5.529 casos no emparentados con discapacidad intelectual y 46.401 controles no emparentados.
«Realizamos un gran análisis de asociación genética para identificar variantes raras en genes no codificantes que pudieran ser responsables de trastornos del neurodesarrollo», explica el primer autor del estudio, Daniel Greene, del Icahn Mount Sinai.
«Hoy en día, encontrar un único gen que alberga variantes genéticas responsables de decenas de miles de pacientes con una enfermedad rara es excepcionalmente inusual. Nuestro descubrimiento eludió a los investigadores durante años debido a diversos retos analíticos y de secuenciación», comenta.
Mutaciones genéticas
Más del 99% de los genes conocidos por albergar mutaciones causantes de trastornos del neurodesarrollo codifican proteínas.
El equipo planteó la hipótesis de que los genes no codificantes, que no producen proteínas, también podrían albergar mutaciones causantes de discapacidad intelectual.
Los trastornos del neurodesarrollo, que suelen aparecer antes de la escuela primaria, implican déficits del desarrollo que afectan al funcionamiento personal, social, académico u ocupacional.
En concreto, la discapacidad intelectual incluye limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual (por ejemplo, aprendizaje, razonamiento, resolución de problemas) y en el comportamiento adaptativo (por ejemplo, habilidades sociales y prácticas).
«Los cambios genéticos que encontramos afectan a un gen muy corto, de solo 141 unidades de longitud, pero este gen desempeña un papel crucial en una función biológica básica de las células, denominada empalme génico, que está presente en todos los animales, plantas y hongos», detalla el autor principal del estudio, Ernest Turro, del Icahn Mount Sinai.
«La mayoría de las personas con un trastorno del neurodesarrollo no reciben un diagnóstico molecular tras las pruebas genéticas. Gracias a este estudio, decenas de miles de familias podrán ahora obtener un diagnóstico molecular para sus familiares afectados, poniendo fin a muchas odiseas diagnósticas», añade.
El equipo tiene previsto explorar ahora los mecanismos moleculares subyacentes a este síndrome para lograr una información biológica que algún día podría conducir a intervenciones específicas.
Con información de EFE