Industria de calzado facturó apenas US$215 millones en 2024 y solo cubrió 15% de la demanda nacional

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Foto: Archivo

Hay que ponerse en los zapatos de los industriales del calzado: llegaron a dominar 80% de la demanda interna, y hasta exportaban; hoy -con dificultad- cubren entre 10 y 15% del consumo nacional y sólo se exporta una porción pequeña de botas y zapatos de seguridad.

Y no puede ser de otro modo. Entre 2013 y 2020 el PIB cayó casi 80%, Venezuela registró la segunda hiperinflación más larga y severa de la historia de Latinoamérica; y -para colocar la guinda- llegó la voraz pandemia de Covid19, a causar estragos en la economía nacional

Tony Di Benedetto es el presidente de la Cámara Venezolana del Calzado (Cavecal). Banca y Negocios conversó -en exclusiva- con el líder gremial, para conocer cuál es el estado actual del negocio.

Uno de los sectores más afectados

El presidente de Cavecal comienza por afirmar que “lamentablemente somos uno de los sectores más afectados por la sitiuación económica. La importación y el contrabando son flagelos para nosotros”, da el primer paso.

Del 15% que domina -como mucho- la industria nacional, predomina la bota y el zapato de seguridad, luego viene el zapato colegial, y después los productos casuales para caballeros y niños.

– ¿Cómo los afecta la falta de crédito?

– No es que no haya crédito, pero lo que hay son préstamos indexados, los cuales resultan demasiado costosos para los actores de esta industria frente a niveles de ingresos muy limitados. El 80% de la industria se financia a propio pulmón.

En cuanto a la calidad del zapato nacional versus el importado, Di Benedetto dice que no se puede comparar un zapato de cuero con uno de semi cuero. Y agrega: «lo que estamos pidiendo es que se suban los aranceles a los calzados importados. También se exige la recuperación del empleo y el poder adquisitivo de los compradores».

Tenemos la capacidad instalada

Di Benedetto expone que “la ventaja es que contamos con una capacidad instalada que puede cubrir 80% del mercado, y estamos en condición de hacer un calzado 100% venezolano, de muy alta calidad”, acelera su caminar.

El dirigente relata que en «la buena época» se logró generar algo de exportación, pero “nunca fue un negocio sostenible para Venezuela la exportación de calzados”.

En cuanto al calzado femenino, explica que ha cambiado el patrón de consumo y ya las damas no compran tanto calzado señorial, sino deportivo.

– ¿Han tenido conversaciones con el gobierno sobre la situación del sector?

– Sí. Hemos puesto sobre la mesa nuestra situación. El gobierno llama a la negociación, y ha impulsado programas como, por ejemplo, el Plan Escolar, que es surtido por la industria nacional.

Mantener al personal calificado

Hasta 2024, la industria del calzado en Venezuela contaba con entre 50 y 60.000 empleados directos. «Nos preocupa el personal calificado que nos queda y estamos peleando por no perderlo, porque estamos conscientes de que no sería fácil sustituirlo si se nos va”, asevera el dirigente gremial.

La materia prima es nacional, pero algunos la importan. En torno al cierre del primer trimestre, relata que siempre suele ser flojo. La industria del calzado -indica- arranca después de Semana Santa.

Menos crecimiento en perspectiva

– ¿Qué proyectan para el segundo semestre?

– Pensamos que nuestro crecimiento será menor al que tuvimos durante 2024. Pero en 2024 se creció un poco con respecto a 2023.

Con respecto al resto de la región, Tony Di Benedetto remacha que Brasil y Colombia tienen prohibición de importación de zapato de seguridad, lo mismo que México, porque son industrias mucho más fuertes, y protegidas.

«Tienen mejores niveles de competitividad que nosotros Puede decirse que somos la Cenicienta de la región, porque, en esencia, el consumo de hoy no es comparable con el de otras épocas», reitera el dirigente gremial.

Para cerrar, Tony Di Benedetto, presidente de la Cámara Venezolana del Calzado (Cavecal) dice que los años 80 y 90 del siglo pasado fueron los mejores tiempos para la industria del calzado venezolano.

En la actualidad, “si se multiplican 13 millones de pares vendidos en 2024, a un precio promedio de entre 15 y 18 dólares por unidad, tendríamos que la industria movió el año pasado poco menos de 215 millones de dólares», estima el dirigente.

La industria del calzado en Venezuela mantiene su compromiso de presencia con calidad, especialmente porque sí existe la capacidad instalada para cubrir la demanda interna con una excelente calidad. Ojalá se tomen las medidas requeridas para que los productores de calzado puedan pisar más en firme.

Con información de Banca y Negocios