La invasión rusa de Ucrania ha dejado también un importante damnificado indirecto: el conocimiento. Un estudio recogido este lunes 22 de enero por la revista Nature Climate Change alerta de la pérdida de datos y comprensión de lo que ocurre en la mitad del territorio Ártico desde hace dos años.
Uno de los autores del estudio, el español Efrén López-Blanco, investigador de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, ha explicado a EFE que desde el inicio del conflicto los investigadores no rusos no tienen acceso a 17 de las 60 estaciones científicas existentes en altas latitudes árticas, y viceversa.
Al comenzar la guerra: «Dejan de fluir los datos, la información, la visitas y la colaboración, hasta ese momento habitual, entre científicos rusos y de otras nacionalidades», afirma López-Blanco.
En definitiva, el intercambio científico lleva «pausado» durante dos años en un momento vital para comprender procesos como los impactos y la mitigación del cambio climático en el Ártico, una zona del planeta que se calienta a un ritmo entre dos y cuatro veces superior a la media mundial, lo que puede tener consecuencias globales.
“Desde el comienzo de la invasión solo podemos hacer una parte del guiso por así decirlo, nos faltan ingredientes para hacerlo al completo”, detalla el investigador gallego.
Esta menor habilidad para contar con información y estudiarla se traduce también en conclusiones científicas con cierto sesgo y en estrategias de manejo y conservación de la zona basadas en menores capacidades de comprensión de lo que ocurre.
Utilizando datos de modelos extraídos de los emplazamientos Interact (una red internacional de estaciones de investigación del Ártico) situados a altas latitudes, los autores han cuantificado el impacto potencial de la exclusión de los emplazamientos rusos en la percepción del cambio ártico.
El resultado es que la invasión de Ucrania ha provocado una «laguna de conocimiento» importante en el Ártico, y en consecuencia una falta de compresión científica de la zona más vulnerable del planeta.
Laguna que afecta a datos como la temperatura media anual del aire, precipitaciones totales, profundidad de la nieve, humedad del suelo, biomasa de la vegetación, o carbono del suelo, entre otros.
Para superar esta brecha de conocimiento actual, los investigadores consideran que urge mejorar la infraestructura de las estaciones científicas no rusas y abrir otras nuevas en lugares que puedan ofrecer datos similares a los que se obtienen en las estaciones rusas.
Con información de EFE