El nuevo gabinete neerlandés, formado por 15 ministros y encabezado por el funcionario Dick Schoof, ha tomado posesión este martes, inaugurando una legislatura en la que la derecha radical estará en el centro del poder en Países Bajos, aunque una protesta por los derechos humanos ya acompañó la ceremonia delante del palacio real.
Después de 223 días de negociaciones desde las elecciones del 22 de noviembre pasado, las cámaras pudieron capturar por fin la esperada foto inaugural del “Gabinete Schoof”, en una jornada de cielo chispeante, y con un grupo de manifestantes observando desde detrás de las vallas del palacio, muchos con carteles que rezaban “los derechos humanos no son negociables”.
Dentro del Palacio Huis ten Bosch, en La Haya, los ministros y secretarios de Estado desfilaron uno a uno ante el monarca Guillermo Alejandro para prestar juramento (“que Dios Todopoderoso me ayude”) o prometer (“declaro y prometo”) sus nuevos cargos, antes de salir a las escaleras para tomarse la tradicional foto del gabinete con el rey.
Los hombres vistieron chaqué durante la ceremonia dentro del palacio, pero se cambiaron a traje clásico para la foto del equipo de gobierno, puesto que, según la televisión pública NOS, la reina Juliana (1948-1980) estableció esa regla porque no quería “posar con pingüinos” en las escaleras. Las mujeres pudieron continuar con sus mismos atuendos.
Esta fue la primera vez que Guillermo Alejandro, que llegó al trono en 2013, ha encabezado la ceremonia de investidura de un gobierno que no sea del liberal Mark Rutte, quien ha estado en el poder desde 2010, con cuatro gabinetes sucesivos. Tras la ceremonia, Rutte entregó la llave de su oficina a Schoof y le invitó a comer: “¿Nos tomamos un sándwich?”, le dijo ante las cámaras.
Derecha radical
La coalición está formada por cuatro partidos, con la derecha radical PVV, de Geert Wilders, a la cabeza, controlando cinco ministerios. Los otros tres son el liberal del VVD (4 ministros), el democristiano NSC (4), y el partido de los campesinos BBB (2). De los cuatro socios, solo el VVD, el partido de Mark Rutte, tiene experiencia en el gobierno, mientras que BBB y NSC son de reciente creación, 2019 y 2023 respectivamente.
El PVV de Wilders, fundado en 2006, ha estado cerca del poder cuando Rutte negoció su apoyo extraparlamentario en 2010, sin aportar ministros al gabinete. Esa colaboración fue desastrosa: en 2012, Wilders retiró de repente su apoyo a los liberales por desacuerdos sobre recortes durante la crisis financiera, obligando a convocar nuevas elecciones. Rutte formó después un gabinete con los socialdemócratas, y vetó a Wilders para el resto de las legislaturas.
La sucesora de Rutte, Dilan Yeşilgöz, levantó ese veto de cara a las elecciones de noviembre, lo que -según los analistas- promovió el apoyo al PVV al ver que tiene opciones reales de acceder al gobierno. Wilders, con una campaña contra la inmigración, ganó los comicios (37 de los 150 escaños del Parlamento), lo que le permitió negociar un gobierno.
Sin embargo, sus tres socios le obligaron a renunciar a su aspiración de dirigir personalmente el gobierno, así como a aparcar varias propuestas consideradas contrarias al Estado de derecho, como la prohibición del islam y del corán, como condición para continuar el diálogo.
Dick Schoof fue elegido primer ministro por consenso y es el único miembro del gobierno que no tiene carrera política: era un alto funcionario del Ministerio de Justicia, fue jefe del servicio de inteligencia (AIVD), Coordinador Nacional para la Lucha contra el Terrorismo (NCTV) y director del Servicio de Inmigración y Naturalización (IND) de Países Bajos.
Los cuatro socios alcanzaron a mediados de mayo un pacto de gobierno, unas líneas generales sobre cómo debería ir la legislatura, pero los nuevos ministros tendrán que elaborar un programa de gobierno. No hay pistas sobre cómo serán sus políticas concretas, aunque hay atención, por ejemplo, en la migración: el pacto recoge la intención de reducir la inmigración solicitando a Bruselas una “cláusula de exclusión” de las políticas comunitarias.
La agenda incluye también la crisis de la vivienda, las emisiones de nitrógeno y los problemas con el sector ganadero, y la resolución de los escándalos heredados de Rutte, como las consecuencias de los terremotos por la extracción de gas en Groninga y la indemnización de decenas de miles de familias afectadas por la discriminación institucional de la Agencia Tributaria.
“Tengo muchas ganas de empezar a trabajar como primer ministro. Por un Países Bajos seguro y justo, con protección social para todos. Defiendo controlar la migración, mantener el diálogo, tomar decisiones y ser claro al respecto. Pueden contar conmigo”, fueron las primeras palabras de Schoof tras tomar posesión.
Con información de EFE