La reacción del organismo a un implante implica una serie de procesos complejos que limitan severamente su vida útil. Esta limitación afecta la calidad de vida del paciente, y supone una carga significativa para el sistema sanitario. Para afrontar el reto de desarrollar prótesis más fiables y duraderas, se desarrolló el proceso R-THAB, un amplio rango de moléculas con actividad biológica que puede adherirse a la superficie del titanio, lo que favorece una mejor integración del implante con el hueso.
Estos resultados representan una estrategia prometedora para mejorar la biocompatibilidad de los biomateriales metálicos y avanzar en las terapias de reemplazo de tejido óseo en trastornos esqueléticos. El trabajo fue liderado por José Pérez Rigueiro, del Laboratorio de Biomateriales e Ingeniería Regenerativa del Centro de Tecnología Biomédica de la UPM, quien desarrolla prótesis que optimicen la respuesta del cuerpo al implante. Para ello, el equipo modificó la superficie del titanio mediante el proceso R-THAB y le incorporó moléculas con actividad biológica (péptidos), seleccionadas a partir de proteínas presentes en la matriz extracelular de los tejidos.
Células madre mesenquimales
El proceso R-THAB® permite crear una unión robusta y estable entre el material y los péptidos, lo cual conserva su funcionalidad en ensayos tanto in vitro, con células madre mesenquimales, como in vivo, en modelos de ratón. Los ensayos in vitro demostraron que la adhesión y proliferación de estas células es significativamente mayor en el material modificado que en el titanio desnudo. Además, la especialización de las células en tejido óseo se produce con mayor eficiencia, un paso clave para lograr una integración estable del implante a largo plazo.
Los experimentos in vivo también revelaron que el nuevo implante induce una menor respuesta inflamatoria. Estos hallazgos confirman que la metodología es una vía prometedora para mejorar la biocompatibilidad de los implantes metálicos y avanzar en las terapias de reemplazo de tejido óseo. Para acercar más este futuro a la práctica clínica, la investigación continuará en colaboración con el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Con información de VTV