La deforestación en el Bosque Atlántico, el bioma más amenazado de Brasil, cayó un 14 % en 2024, pero la tala solo se redujo un 2 % en zonas de bosques maduros, esenciales para la biodiversidad y el almacenamiento de carbono, afirmó este lunes la ONG SOS Mata Atlântica.
En el año se deforestaron 14.366 hectáreas de bosques maduros, que son los nativos del bioma, los que han permanecido intactos durante más de medio siglo y que cuentan con una cobertura vegetal densa y sin signos de degradación.
Esto representa la emisión de unos 6,87 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente, un valor comparable a las emisiones anuales de Camerún o de la ciudad de Brasilia.
Actualmente, solo se preserva un 24 % del Bosque Atlántico original, del cual apenas un 12 % corresponde a bosques maduros, según la ONG.
Para el director ejecutivo de SOS Mata Atlântica, Luís Fernando Guedes Pinto, la disminución registrada el año pasado “es tímida” frente a lo que se requiere, que es una “deforestación cero”, especialmente en ese tipo de bosques que “son insustituibles en biodiversidad y regulación climática”.
Según explicó a EFE, la deforestación aún representa una “gran amenaza” para el futuro del Bosque Atlántico y de la población que lo habita, especialmente por la expansión de la agricultura y la ganadería.
“Estamos derribando bosques para aumentar el área destinada a pastizales, silvicultura y agricultura. Y otra gran presión se ve con la expansión urbana y la especulación inmobiliaria en torno a las grandes ciudades, el litoral y las zonas turísticas”, enfatizó.
Ese tipo de acciones, dijo, pone en riesgo de colapso los servicios ecosistémicos que el bioma proporciona a la población y a la economía brasileña.
El Bosque Atlántico cubre alrededor del 15 % del territorio brasileño, principalmente en el litoral; es el hogar del 72 % de la población y representa el 80 % del PIB nacional.
Del bioma dependen servicios y actividades esenciales como el abastecimiento de agua, la regulación del clima, la agricultura, la pesca, la electricidad y el turismo.
Entre los datos obtenidos con el análisis de las imágenes satelitales, Piauí y Bahía (noreste) son los estados que encabezan los mayores índices de deforestación, con 26.030 y 23.218 hectáreas, respectivamente.
Paraná, uno de los estados que tradicionalmente concentran grandes pérdidas, redujo en un 64 % la deforestación de bosques maduros.
En Rio Grande do Sul, los “eventos climáticos extremos” fueron los responsables de la destrucción de 3.307 hectáreas de vegetación en el bioma.
El estado fue azotado por temporales que ocasionaron extensas inundaciones en la zona metropolitana de Porto Alegre, con un saldo de 200 muertos y unos 2,4 millones de damnificados.
Los eventos climáticos extremos también afectaron áreas protegidas en los estados de São Paulo y Río de Janeiro.
Vía: EFE