La mandarina, con su sabor dulce y ligeramente ácido, es una de las frutas más populares en esta temporada. Originaria de Asia, esta fruta cítrica se ha ganado un lugar especial en la dieta diaria de millones de personas, gracias a su facilidad para pelarla y su delicioso sabor. Pero más allá de ser una opción práctica y sabrosa, la mandarina también es una fuente rica en nutrientes.
Su alto nivel de nutrientes, protege contra problemas cardíacos, infecciones, anemias, alergias, diabetes y varios tipos de cáncer. Asimismo, contribuye a combatir el colesterol, estreñimiento, presión arterial, deshidratación, obesidad y estrés. En la gastronomía, la cáscara de la mandarina se usa para saborizar gelatinas, caramelos, chicles, panes, bebidas carbonatadas y licores, de igual forma, se emplea en la elaboración de aceites con los que se sazonan las ensaladas, carnes, pescados y mariscos.
Por otro lado, con el aceite de mandarina se elaboran cosméticos para proteger la piel y de forma natural disminuir las manchas solares, así como para evitar el envejecimiento prematuro y la aparición de arrugas. De igual forma, la mandarina es baja en grasas y calorías, pero rica en fibra y potasio, lo que la convierte en aliada para la pérdida de peso, para combatir el estreñimiento y para prevenir enfermedades como la diabetes y la hipertensión.
Conocida científicamente como Citrus reticulata, esta fruta puede consumirse fresca o integrarse en diversas recetas para preparar jugos, salsas o postres. Incluso, sus hojas y cáscara pueden ser aprovechadas para infusiones o para la extracción de aceites esenciales.
Fuente: Medios internacionales
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