El triunfo de Flow en los premios Óscar como mejor película de animación generó un notable aumento en la adopción de gatos negros.
Dirigida por el letón Gints Zilbalodis, la película sigue a un gato negro solitario tras una inundación, explorando el abandono y los prejuicios hacia estos felinos.
Organizaciones de protección animal reportaron mayor demanda de adopciones tras su estreno. Además, la cinta impulsó campañas sobre castración, identificación y políticas contra el maltrato, convirtiéndose en un fenómeno cultural.
Vía: Agencias