Los secretos de la longevidad extrema en los animales que pueden vivir hasta 500 años

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Foto: Archivo
  • Reptiles y anfibios muestran una diversidad de tasas de envejecimiento que desafían las generalizaciones tradicionales.
  • Animales como la hidra vulgaris, el tiburón de Groenlandia y la medusa inmortal destacan por su longevidad.
  • Estudios revelan que las adaptaciones protectoras y un metabolismo lento contribuyen a una vida prolongada.

Lo esencial: un estudio financiado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento analizó 77 especies de reptiles y anfibios y reveló que ciertos ectotermos tetrápodos tienen variaciones significativas en el envejecimiento. Animales como las tortugas y los cocodrilos envejecen más lentamente gracias a rasgos protectores. Otros, como la hidra vulgaris, pueden evitar la senescencia mediante la regeneración continua de células madre. La longevidad del tiburón de Groenlandia y la regeneración de la medusa inmortal destacan como fenómenos únicos.

Por qué importa: conocer las estrategias de longevidad de animales podría inspirar investigaciones en biología humana y medicina regenerativa.

  • Comprender estos mecanismos es clave para futuras aplicaciones en salud.
  • Las adaptaciones naturales subrayan la relación entre el entorno y la longevidad.

Una investigación realizada por un equipo científico internacional con el respaldo del Instituto Nacional sobre Envejecimiento de Estados Unidos reveló que los reptiles y anfibios presentan una gama sorprendentemente diversa de procesos de envejecimiento en comparación con los mamíferos y aves.

Este estudio puso en evidencia que ciertos ectotermos tetrápodos —animales de sangre fría que dependen del entorno para regular su temperatura corporal— tienen índices de envejecimiento tan variables que no se puede generalizar sobre ellos de la misma forma que con los animales de sangre caliente. Por ejemplo, las tortugas y los cocodrilos demostraron tasas de envejecimiento mucho más lentas y una longevidad notable en comparación con otros animales de tamaño similar.

La hipótesis inicial de los científicos era que los animales de sangre fría tendrían una vida más larga debido a sus menores tasas metabólicas, lo cual reduciría el daño celular. Sin embargo, los resultados mostraron que, aunque algunos animales de sangre fría efectivamente vivieron más tiempo, la regulación térmica ambiental no fue el factor decisivo. Se encontraron grandes variaciones en los índices de envejecimiento y esperanza de vida dentro del grupo de reptiles y anfibios. Esto sugiere que otros elementos, como rasgos protectores y el entorno, pueden tener un papel más relevante.

Los reptiles y anfibios poseen una serie de rasgos que los ayudan a sobrevivir en sus entornos y también están relacionados con tasas de envejecimiento más lentas y una vida útil prolongada. Un hallazgo clave del estudio respaldado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento es que las especies con adaptaciones protectoras como caparazones, veneno o pieles gruesas tienden a envejecer más lentamente que aquellas sin estas características.

Por ejemplo, las tortugas con caparazones duros y los reptiles con escamas robustas o capacidades venenosas mostraron una longevidad significativamente mayor, según describe el estudio. Estas características actúan como defensas físicas y químicas que protegen a los animales de los depredadores y reducen el riesgo de muerte prematura. Este tipo de protección natural contribuye a un envejecimiento más pausado, ya que minimiza el daño y el desgaste fisiológico a lo largo del tiempo.

Además, el estudio observó que el entorno de vida y la edad reproductiva también influyen en la longevidad. Los reptiles que comienzan a reproducirse más tarde en la vida suelen envejecer más lentamente y vivir más tiempo. Sin embargo, en el caso de los anfibios, aunque las especies que retrasan la reproducción vivieron más tiempo, no necesariamente envejecieron más lentamente. En cambio, la cantidad de huevos puestos por año resultó ser un factor asociado: las especies de anfibios que produjeron más huevos tendieron a envejecer más rápido.

Con información de Infobae