El uso de aceite como parte de la rutina de belleza no es nuevo, ya en la antigüedad se mezclaba miel y aceite de oliva en el rostro para hidratarlo y protegerlo del sol.
También durante el Imperio Romano, mezclaban agua de rosas, cera de abeja y aceite de almendras para proteger la piel. Y para prevenir la aparición de las arrugas se elaboraba una especie de crema con aceite de oliva, avena, banana y agua de rosas.
En la actualidad no ha cambiado mucho, y es que cuidar el rostro con aceite de romero sigue siendo lo que llaman “un tiro al piso”.
Aceite de romero para el rostro
Este aceite posee propiedades antiinflamatorias que alivian el dolor asociado a enfermedades o lesiones musculares, elimina la inflamación de la piel, y mejora la circulación sanguínea. También posee propiedades antimicrobianas que ayudan a combatir algunos hongos y bacterias tanto en la piel como en el cuero cabelludo, por ejemplo.
Además, expertos en el cuidado de la piel aseguran que es perfecto para combatir imperfecciones como barros y espinillas, es eficaz para cicatrizar heridas. También aporta firmeza, elasticidad y luminosidad a la piel. Incluso, mejora afecciones como dermatitis, eccema o psoriasis.
¿Cómo se utiliza?
La recomendación es diluir una o dos gotas del aceite de romero en 10 gotas de aceite vegetal y luego aplicar sobre el rostro con un algodón, se deja actuar entre 15 y 20 minutos y se retira con abundante agua tibia. Este procedimiento diariamente ayuda a reducir las arrugas y líneas de expresión, hidratar y mejorar el aspecto de la piel. Es decir, su uso ayuda a lucir una piel de porcelana sin invertir en costosos tratamientos.
Con información de 2001