Más de 3.000 intelectuales de todo el mundo piden investigar el “ataque sónico” en Serbia

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Foto: Archivo

Más de 3.000 académicos de todo el mundo han firmado en los últimos días una petición internacional en apoyo a los estudiantes de Serbia que demandan una investigación del “ataque sónico” que puso repentino fin a la multitudinaria protesta del pasado 15 de marzo de Belgrado.

“Los informes de una poderosa perturbación sónica inexplicable que causó pánico masivo y movimientos similares a una estampida plantean preguntas alarmantes sobre las tácticas que se utilizan contra ciudadanos pacíficos que ejercen sus derechos básicos”, señala la petición, citada hoy por el semanario serbio independiente Radar.

También se subraya que el uso ilegal y deliberado de medios diseñados para causar miedo, confusión y desorden en una reunión pública constituye una “grave violación de los derechos humanos”, incluido el derecho de reunión pacífica, el derecho a la integridad física y, en última instancia, el derecho a la vida.

Los estudiantes, la oposición y varias ONG consideran que las autoridades serbias utilizaron un “cañón sónico” prohibido o algo parecido para dispersar a los manifestantes, algo que el gobierno niega rotundamente.

Cientos de miles de personas salieron el 15 de marzo a las calles de Belgrado, en lo que se considera la manifestación más grande de la historia de Serbia.

Los firmantes, entre los que figura el filósofo esloveno Slavoj Zizek, el politólogo estadounidense Francis Fukuyama, el economista francés Thomas Piketty, o la premio nobel francesa de literatura Annie Ernaux, condenan además la campaña de intimidación de las autoridades serbias contra el rector de la Universidad de Belgrado, Vladan Djokic.

Figuras públicas cercanas al presidente de Serbia, el populista nacionalista Aleksandar Vucic, han desatado una campaña de acusaciones, y hasta peticiones de arresto de Djokic, porque éste defiende la integridad académica y los derechos de los estudiantes.

Miles de estudiantes y ciudadanos protestan casi a diario pidiendo responsabilidad después que 16 personas murieran por el derrumbe de un techo en la estación de ferrocarril de Novi Sad en noviembre pasado tras su reciente renovación, una tragedia que los manifestantes atribuyen a la endémica corrupción en el Estado y en el Gobierno.

Con información de EFE