Una de cada dos mujeres en edad de menopausia tiene sobrepeso u obesidad, lo que, en esta etapa de la vida, «ya no es un problema meramente estético», subraya Rubén Bravo, dietista y portavoz del del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), quien alerta de que se trata de un «desencadenante de futuros problemas de salud».
«El cambio hormonal en este caso se asocia directamente con una pérdida de masa muscular y un aumento de grasa corporal total, concentrada en la zona abdominal», por ello, recomienda, que la práctica de ejercicio físico sea «obligatoria», para aumentar el gasto calórico diario, evitar la pérdida de músculo, fortalecer los huesos y mejorar la salud cardiovascular».
Si la mujer entra en menopausia con niveles de obesidad ya existentes, recomendación ponerse en manos de especialistas y no descartar el apoyo de una cirugía bariátrica o endoscópica, junto con un seguimiento multidisciplinar de dietistas y psicólogos.
«La disminución de los niveles de estrógeno, hormona sexual femenina, en esta etapa produce una reducción del gasto energético en reposo y una redistribución de la masa grasa donde aumentan los depósitos abdominales y disminuye la masa magra» explica la nutricionista clínica Estefanía Ramo.
Todo esto lleva a un aumento rápido de la circunferencia de la cintura y, por consiguiente, de la grasa corporal total. La composición en el cuerpo de la mujer cambia, pasando de un patrón tipo ginoide (forma de pera), donde la grasa se acumula principalmente en abdomen, muslos, nalgas, y piernas, a un patrón androide (forma de manzana) con la grasa acumulada principalmente en abdomen.
«Dado que los estrógenos ejercen un papel protector en la mujer, su disminución en esta etapa también va a afectar a la salud muscular, ósea, cardiovascular y a la memoria», avisa.
Con información de Infosalus