Minutos después de que militares fuertemente armados ingresaron a la sede de Gobierno de Bolivia en la ciudad de La Paz, acción que el Gobierno calificó como un «intento de golpe de Estado», los mercados, gasolineras, farmacias y cajeros automáticos colapsaron ante un panorama incierto, que recordó los momentos vividos durante la crisis de 2019.
En una de las principales avenidas del centro de la ciudad, El Prado, ciudadanos salieron de sus oficinas y abarrotaron los cajeros automáticos para sacar dinero ante el temor de que la situación empeorara, según constató EFE.
El transporte público también colapsó. En los barrios de las laderas este y oeste, y otros del sur de la ciudad cientos de personas corrieron a los mercados, a las tiendas o a las farmacias para abastecerse de alimentos y de otros artículos de primera necesidad.
Asimismo, en cuestión de minutos, se armaron largas filas de vehículos, de transporte particular y público, en las estaciones de servicio de combustible. Los ciudadanos expresaron su temor de quedarse sin gasolina o diésel.
El temor se apoderó de la población después de que tanques y militares fuertemente armados irrumpieron en la sede del Gobierno de Bolivia bajo el mando del ahora destituido jefe militar Juan José Zuñiga.
El presidente boliviano, Luis Arce, denunció que se gestaba un «intento de golpe de Estado».
Minutos más tarde, Zuñiga y sus tropas armadas se retiraron de la Plaza Murillo, en el centro de la ciudad, después que el presidente Arce relevara a los comandantes de las Fuerzas Armadas y le ordenara «replegarse».
La situación vivida este miércoles entre los ciudadanos trajo a la memoria de muchos los fuertes enfrentamientos que se registraron en 2019, tras las cuestionadas elecciones que dieron a Evo Morales (2006-2019) como ganador para un cuarto mandato consecutivo.
Ante la magnitud de las protestas, Morales se vio forzado a anular las elecciones y luego renunció a la Presidencia denunciando ser víctima de un «golpe de Estado».
Entre octubre y diciembre de 2019, la ciudad de La Paz fue la que más se vio afectada por las violentas manifestaciones, los comercios, mercados y farmacias cerraron, el transporte público se suspendió y demás locales comerciales, edificios y hoteles cerraron y armaron barricadas para protegerse de los ataques de los manifestantes, que en la noche eran más complejos.
Con información de EFE