45 aves y 23 monos han sido rescatados por Minec Lara en lo que va de año

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Imponer el cautiverio a un animal silvestre, desconociendo sus ciclos de evolución, forzando a nuevos hábitos, sin las condiciones físicas y expuesto al maltrato o al riesgo de fuga, que implica peligro para los vecinos y hasta de muerte para el animalito. Son las principales consecuencias que condenan en el Ministerio de Ecosocialismo (Minec) Lara, debido al registro de rescates en 2024 de 45 aves en un procedimiento en Palavecino y 23 mamíferos , en su mayoría monos capuchinos, en Iribarren. Piden evitar «domesticarlos» ni su manipulación, así como denunciar estos casos.

Ha sido recurrente. A mediados de mayo, rescataron un mono capuchino en La Concordia III, al oeste de Barquisimeto y a casi un mes, estaba otro en las ventanas del bloque 23 de la urbanización Macías Mújica. Señalan que los mantienen en clandestinidad, algunos con interés comercial y otros por apego, que no resta el grado de crueldad al someter a un animal a privarlo de libertad en estrechas jaulas o amarrados, ignorar el control médico, alimentación e higiene.

Según el director del Ministerio en Lara, Leymon Yajure, falta colaboración de los vecinos y en los meses transcurridos de 2024, apenas han identificado a tres individuos que mantenían animales silvestres en cautiverio. Les piden que expliquen los motivos que tuvieron para conservar el animal, reciben una charla y firman un acta compromiso para no volver a hacerlo.

«Deben entender que los animales silvestres no pueden permanecer en casa y solo están bajo resguardo en el zoológico», recalca del trabajo con el parque Bararida, al que últimamente han entregado cinco monos. Los vecinos pueden estar expuestos a mordeduras por el estrés o nervios de un mono, cuyos colmillos son filosos y de cinco centímetros de largo.

José de La Vega, de la Unidad de Biodiversidad del Minec Lara, precisa que los casos en el municipio Iribarren, suelen ocurrir en la parroquia Ana Soto y al norte de la ciudad. Ignoran la procedencia de los monos, suelen provenir de los parques Terepaima o Dinira, bien sea por migración o producto de la cacería, cuando matan a la madre y venden o regalan a sus crías.

El primer atentado es el espacio reducido, donde las aves sufren de estrés, aletean tan fuerte que se golpean y mutilan sus alas, y algunas mueren de un infarto. Se condena al animal al cambio de hábitos de la alimentación, de salud y conducta. Sus reacciones pueden prolongarse y ser cambiantes, de acuerdo a su temporada de celo en los monos y sin posibilidad de apareamiento, así como el dominio del macho alfa y sus celos a las mujeres.

Cada operación de rescate implica personal de la Unidad de Biodiversidad y de Fiscalización, médicos veterinarios y especialistas del zoológico Bararida. Recomiendan que las personas no intenten acercarse y los mantengan en vigilancia. Cuando llegan, estudian el espacio, despejan el área y determinan cómo sedar al animal con dosis en frutas o en compota. El dardo sedante es la última opción, evitan exponerlos a daños por caídas.

Los animales son remitidos al zoológico, confirma su director Juan Rodríguez, donde los resguardan, en 12 espacios según la clasificación de los monos. Lo primero es la valoración médica y lo mantienen solo durante un periodo de cuarentena, en constante evaluación, adecuada alimentación y preparándolo para su adaptación con el resto de la manada.

Confirma que recientemente han recibido alrededor de siete monos capuchinos, la mayoría por el Minec y otros de entrega voluntaria, además de varios morrocoyes -aunque no es protegida- por falta de espacio o motivos de viajes de sus dueños.

Los animales al sentirse amenazados y como defensa, suelen autoflagelarse o atacar a las personas. Se debe reportar llamando al 0-800 ambiente o división ambiental de la GNB, PNB o Cicpc.

Con información de La Prensa de Lara

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