El primer ministro de Grecia, el conservador Kyriakos Mitsotakis, pidió este jueves a la Iglesia ortodoxa griega que no interfiera en la labor del Gobierno respecto a la esperada legalización este jueves del matrimonio homosexual, y le recordó que se trata de un asunto de Estado.
«Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», argumentó el jefe del Gobierno durante su intervención en el Parlamento sobre el debate de la reforma que definirá el matrimonio como la unión de dos personas, independientemente de su sexo, y permitirá la adopción de niños por parte de parejas homosexuales.
Mitsotakis recordó que esta reforma, impulsada por el Ejecutivo, se refiere al matrimonio civil, un asunto exclusivo del Estado, y no interfiere en asuntos que recaen en la responsabilidad de la Iglesia, como el matrimonio religioso.
«El Estado respeta las posiciones de la Iglesia, basándose siempre en los papeles distintos que juegan las dos instituciones», señaló el líder conservador.
Mitsotakis respondió así a la conservadora pero todavía influyente Iglesia ortodoxa que se opone a esa equiparación de derechos bajo el argumento que «abolirá la paternidad y la maternidad» en Grecia.
El arzobispo Jerónimo II de Atenas, jefe de la Iglesia ortodoxa griega, ha llegado a pedir que la votación de este jueves sea nominal, obligando a que cada diputado manifieste a viva voz el sentido de su voto.
La reforma pretende regularizar la precaria situación en la que se encuentran muchos hijos de progenitores homosexuales, ya que hasta ahora sólo a uno de los miembros de la pareja se le reconoce los derechos sobre los menores.
Mitsotakis dijo que este cambio eliminará una desigualdad que perjudica a la democracia y que «hará visibles» a personas que hasta ahora permanecían ocultas, con menos derechos que los demás ciudadanos.
«La reforma mejora la vida de muchos ciudadanos sin quitar nada de las vidas de los demás. Es algo que la Constitución prevé y exige», acentuó el mandatario.
Casi un tercio de los 158 diputados de Nueva Democracia (ND), el partido conservador de Mitsotakis, así como uno de los ministros y varios viceministros, han dejado claro que votarán en contra o se abstendrán.
El primer ministro había dejado claro desde un principio que no impondría la disciplina de partido en la votación y permitiría a sus diputados votar «según su conciencia».
Pese a que tres formaciones de extrema derecha, así como los del Partido Comunista, se opondrán al proyecto, este se espera que sea aprobado con holgura ya que lo apoyan los dos principales partidos de la oposición, el izquierdista Syriza y el socialdemócrata Pasok.
Con información de EFE