Monseñor Parravano: Es momento de rescatar la tradición de pedir la bendición de Dios

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Fotos: Diego Arenas

Nuevamente el Centro Comercial Las Américas @cclasamericas se convirtió en el escenario del 6to. Festival de la Familia que organizó la Diócesis de Maracay, dirigida por Monseñor Enrique José Parravano, Obispo de Maracay, bajo el lema: “Dios vive en nuestro corazón”.

El festival inició con el rosario en familia que dirigieron niños de las diferentes parroquias de Aragua. Al finalizar el rosario, el Obispo de Aragua encabezó la homilía, destacado en su intervención que esta nueva edición de la campaña, la Comisión Episcopal de Familia e Infancia en conjunto con el Centro de Laico, Familia y Juventud, lanzó un mensaje esperanzador cuyo lema es: Familia Lugar de Oración y Reconciliación.

“Esta campaña nos invita a renovar los lazos familiares a través de la fe, la esperanza, exhortándonos a caminar hacia la reconciliación, la justicia y la paz”, destacó.

Al mismo tiempo invitó @monsparravanoficial a rescatar tradiciones como la de “pedir la bendición de Dios, hay que recuperar y volver a normalizar esa acción como lo fue en un pasado. Es una señal de respeto, de obediencia, pero sobre todo de amor, como hijos al pedir la bendición y besar la mano, reconocemos en el otro cierta autoridad y trayectoria familiar, esta acción también enaltece la presencia de Dios en el hogar”.

En su intervención Monseñor recordó que el amor debe empezar a vivirse desde la casa, asegura que el hogar es el escenario perfecto para desenvolver este valor, ahí desde la iglesia doméstica es que inicia nuestra fe. La transmisión de la fe a nuestros hijos, no inicia cuando los mandamos a la parroquia a recibir el catecismo”.

Explicó el religioso que la trasmisión de la fe, es esa respuesta llena de amor que le doy a Dios todos los días, inicia desde las acciones que hago en casa y forma de relacionarme en la familia como; hijo, esposo, padre, abuelo, tío o primo. Inicia con el respeto que le demuestra la esposa, con el silencio real para escuchar la experiencia del abuelo o con la obediencia a la mamá, esta forma de comportarse en casa debe ser cristianizada con la oración, finalizó.