Un caso insólito ha capturado la atención mediática en Dubái, donde una mujer acudió a la corte Shariah en Fujairah solicitando el divorciö de su esposo bajo el argumento de que este era «demasiado perfecto y amoroso». La sorprendente razón, citada por el periódico Khaleej Times, es que el extremo afecto y las atenciones de su cónyuge la hacían sentir «ahogada» en la relación.
Según el testimonio de la mujer, el esposo realizaba todas las tareas del hogar, desde cocinar y limpiar hasta barrer, y la amaba con una pasión inquebrantable. «Nunca me gritó ni me rechazó», declaró ante la corte, añadiendo que la falta de conflictös o discusionës en su matrimonio de un año la había llevado a una vida de «obediencia sin complicaciones», describiéndola incluso como un «infiernö». La demandante expresó su anhelo por «una discusión real, incluso una disputa», algo que parecía imposible con un esposo que siempre la perdonaba y la colmaba de regalos.
El esposo, por su parte, se defendió argumentando que no había cometido ningún error y que su único deseo era ser un compañero ideal y amable. Pidió a la corte que intentara convencer a su esposa de retirar la demanda, enfatizando que «no es justo juzgar un matrimonio desde el primer año, y todos aprenden de sus errores». Su postura es la de un hombre que, irónicamente, es acusadö por aquello que la mayoría buscaría en una pareja.
Este caso singular resalta una paradoja en las relaciones modernas, donde la ausencia de conflicto puede interpretarse como una falencia.
La narrativa desafía la noción convencional de lo que constituye un matrimonio exitoso, sugiriendo que, para algunos, la fricción y las diferencias son elementos esenciales para el dinamismo y la autenticidad de la convivencia. La situación ha generado una gran curiosidad a nivel mundial, cuestionando las expectativas sobre el amor y la perfección en pareja.
La corte ha decidido aplazar el caso, ofreciendo a la pareja una oportunidad para la reconciliación.
Con información de Noticias 24 Horas
