La construcción en Arizona de una planta taiwanesa de microchips hace parte de la estrategia de EE.UU. para proteger su futuro económico y tecnológico, pero preocupa a los ambientalistas por la gran cantidad de agua que requiere su funcionamiento en un estado azotado por una fuerte sequía y las altas temperaturas.
Ecologistas expresaron preocupación ante el impacto a este recurso que tendrá para Arizona la multimillonaria inversión del Gobierno estadounidense de Joe Biden y el gigante de los microchips Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) para este fin.
Los chips que producirá TSMC serán esenciales para sustentar el avance de la Inteligencia Artificial (IA), así como de tecnología existente, desde computadoras y teléfonos inteligentes hasta simples televisores.
Sin embargo, la producción de los semiconductores es una industria que requiere el uso de miles de galones de agua diarios para su sistema de enfriamiento y que podría afectar seriamente a un estado donde el agua es cada vez más difícil de conseguir, según el grupo ambientalista Sierra Club.
“Nuestra principal preocupación de plantas y proyectos como este es que se están estableciendo muy cerca de áreas metropolitanas como la ciudad de Phoenix, donde inclusive ya se han puesto restricciones sobre desarrollos urbanos debido a la escasez de agua”, dijo a EFE Sandy Bahr, directora de Sierra Club en el área del Parque Nacional de Gran Cañón, en Arizona.
En abril pasado, el Gobierno Biden anunció una subvención de hasta 6.600 millones de dólares para TSMC para establecer en este estado una de un total tres plantas de producción, mientras que la empresa prometió una inversión adicional de 25.000 millones de dólares para el proyecto.
La construcción de varias plantas de semiconductores en el país responde a un plan a largo plazo para proteger el futuro económico y tecnológico del país, dijo a EFE Yogging Wang, profesora de Economía en el Colegio de Finanzas Eller de la Universidad de Arizona.
“Ante la latente posibilidad de un posible conflicto bélico entre China y Taiwán, donde China podría tomar el control de las plantas de TSMC, esto podría poner en jaque la economía de Estados Unidos y del mundo’, manifestó la experta.
Recordó que actualmente EE.UU. compra el 92 % de sus semiconductores a TSMC provenientes de sus plantas en Taiwán.
Hace dos años la Administración Biden anunció el plan ‘Chips and Science Act’ con 52.000 millones de dólares para estos desarrollos.
Sin embargo, análisis de la organización sin ánimo de lucro Ceres, con sede en Boston y dedicada a impulsar iniciativas que aceleren el uso de energía verde, indican que la manufacturación de chips puede requerir de un promedio de 15 millones de litros de agua por día.
Es mucho más de toda el agua que consume durante un año un centro de procesamiento de información, infraestructura que también demanda alto consumo del líquido para procesos de refrigeración.
“Sabemos que la producción de los microchips utiliza demasiados recursos como es la electricidad y el agua, algo que tenemos que estar vigilando muy de cerca, al igual que no exista una posible contaminación del agua”, manifestó la ambientalista Bahr.
La idea es que las tres plantas de Arizona estén funcionando para finales de la década y produzcan los chips más avanzados de TSMC, además de impulsar miles de empleos a Arizona.
“Se debe de encontrar un balance en la conservación y la planeación de desarrollo del estado”, subrayó Bahr.
Agregó que muchas de estas industrias que consumen recursos naturales se están estableciendo en Arizona debido a que no existen regulaciones que lo impidan, como las hay en otros estados como California.
TSMC no ha dado cifras de cuánta agua será utilizada en sus plantas en Arizona, pero en declaraciones enviadas a EFE indicó que el objetivo es que la gran mayoría del agua se recicle para su uso continuo.
El agua para la producción de los semiconductores podría venir del Río Colorado, una de las principales fuentes hídricas en el suroeste estadounidense.
Se trata de una fuente que acapara la atención ambiental debido a que sus niveles han bajado drásticamente en los últimos años debido a las altas temperaturas y la sequía en esta región.
“El calentamiento global nos indica que las cosas no van a mejorar, al contrario cada vez estamos enfrentando cambios climáticos más drásticos, por ello debemos urge encontrar un balance para preservar nuestros recursos naturales, frente al desarrollo económico”, dijo Bahr.
“Arizona enfrenta una serie escasez de agua, vemos que la legislatura estatal está buscando puntos débiles en las leyes estatales para permitir el establecimiento de industrias y desarrollo urbano, sin embargo debemos pensar muy bien qué se puede lograr y qué no sin poner en riesgo los recursos naturales”, enfatizó.
Con información de EFE