Pasamos buena parte de nuestras vidas durmiendo, lo cual no sorprende teniendo en cuenta la gran cantidad de energía que debemos reponer para hacer frente al día a día. Sin embargo, hay momentos en los que la etapa del sueño, que solemos asociar a la calma y el bienestar, se transforma en un infierno del que tratamos desesperadamente de salir.
Y es que lo que conocemos como pesadillas ha llegado a ejercer un impacto tan fuerte sobre la humanidad que hace tiempo dejaron de ser una simple experiencia desagradable que experimentamos de manera individual para pasar a ser una fuente de todo tipo de mitologías o, directamente, la definición de aquello de lo que queremos huir. De hecho, utilizamos la palabra “pesadilla” para referirnos a cualquier vivencia altamente desagradable o traumática, equiparando lo real a lo que solo ocurrió en nuestra cabeza.
¿Por qué aparece una pesadilla?
Como todo lo que rodea el estudio de los sueños, hay poco que se sepa con seguridad acerca de las causas de las pesadillas. Pero sí hay varias cosas sobre las que hay consenso.
Lo primero que hay que saber es que es muy improbable que exista una sola causa que explique la existencia de las pesadillas. Esto, que es aplicable a prácticamente cualquier proceso psicológico, en el caso de las pesadillas se plasma en el efecto que varios elementos tienen en la frecuencia de aparición de estas desagradables vivencias. Por ejemplo, llevar un estilo de vida ajetreado y con estrés hace que aparezcan con mayor frecuencia, y la adicción al alcohol tiene un efecto similar, haciendo que lo que soñamos tienda a ser más desagradable y ansiógeno.
Por otro lado, hay otra cosa segura acerca de las pesadillas: Sigmund Freud se equivocaba acerca de su origen. Para el padre del psicoanálisis, la pesadilla es lo que ocurre cuando una parte de lo inconsciente emerge al estado de sueño sin que seamos capaces de reprimir sus contenidos, aquello por lo que nos hemos visto forzados a mantener selladas esas ideas, recuerdos o creencias. El estado de ansiedad que nos produce el hecho de empezar a ver aquello que queremos seguir ignorando hace que nos veamos impulsados a despertar para hacer que este tipo de revelaciones se detengan.
Con información de 800Noticias