La fiebre de Lassa es una enfermedad viral típica de África Occidental. En la actualidad se estima que causa la muerte de 5 000 personas cada año. Se trata de un tipo de fiebre hemorrágica; es decir que puede causar sangrado.
Esta enfermedad se describió por primera vez en la década de los 50. Sin embargo, el virus causante de la fiebre de Lassa solo se identificó en 1969. En esa fecha tres enfermeras misioneras murieron a causa de este virus en Lassa (Nigeria). De ahí el nombre de esta patología.
Ha habido brotes de fiebre de Lassa en Nigeria, Guinea, Liberia, Ghana, Togo, Sierra Leona y Benin. Sin embargo, también se han reportado casos en Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Suecia. La enfermedad solo es mortal en el 20 % de los casos.
Síntomas de la fiebre de Lassa
La fiebre de Lassa puede desencadenar problemas graves como la dificultad respiratoria o la encefalitis.
El periodo de incubación del virus que causa la fiebre de Lassa oscila entre 5 y 16 días. En el 80 % de los casos no se producen síntomas significativos, pero puede haber dolor de cabeza, fiebre baja y malestar general.
Si la enfermedad se torna más severa, lo cual aplica para alrededor del 20 % de los casos, aparecen síntomas como los siguientes:
Dificultad para respirar.
Tos y vías respiratorias hinchadas.
Sangrado de encías, en los ojos, la nariz o en otros lugares.
Diarrea y vómitos, en ambos casos con sangre.
Inflamación de la cara.
Dolor en el abdomen, la espalda y el pecho.
Dificultad para tragar.
Ritmo cardiaco anormal.
Presión arterial baja o alta.
Inflamación del saco que rodea el corazón o pericarditis.
Pérdida de audición. Esta puede tornarse permanente.
Temblores o convulsiones.
Desorientación.
Coma.
Encefalitis.
Meningitis.
Se estima que en el 1 % de los casos la fiebre de Lassa provoca la muerte. Esto corresponde a un porcentaje de entre el 15 y el 20 % de las personas que son hospitalizadas. Lo habitual es que el deceso se produzca en las dos semanas siguientes al inicio de la infección.
¿Cómo ocurre la infección?
La fiebre de Lassa es una zoonosis, es decir, una enfermedad que se contagia por el contacto con los animales. En este caso, con la orina o los excrementos de ratas mutimamatos, o Mastomys, infectadas. Estos roedores son muy comunes en África occidental.
El virus que provoca la enfermedad pertenece a la familia Arenaviridae. El agua, los alimentos, los artículos domésticos e, incluso, el aire que ha sido contaminado con orina o excrementos de las ratas también pueden provocar el contagio, si se entra en contacto con ellos.
Por otro lado, la enfermedad también puede transmitirse de persona a persona. Entrar en contacto con la orina, las heces, la sangre u otros fluidos corporales de alguien enfermo puede provocar el contagio. Hasta el momento, no hay evidencia de la transmisión aérea de persona a persona.
Las agujas reutilizadas y las relaciones sexuales son vías para trasmitir el virus de la fiebre de Lassa. La enfermedad es más común en sitios con higiene deficiente o hacinamiento. Los profesionales de la salud deben extremar los cuidados al entrar en contacto con una persona contagiada.
¿Cómo se puede diagnosticar?
No todas las personas enfermas de fiebre de Lassa presentan el cuadro típico de síntomas. Asimismo, esta enfermedad guarda similitudes con otras como la fiebre tifoidea, la malaria y el ébola. Por lo tanto, el diagnóstico solo se puede hacer sobre la base de pruebas clínicas.
Se requieren exámenes a realizar en laboratorios especializados. Las muestras son peligrosas y, por eso, deben ser manipuladas con extrema precaución. El diagnóstico definitivo solo se obtiene luego de realizar una o varias de las siguientes pruebas:
ELISA.
Aislamiento del virus en cultivos celulares.
Reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa.
Pruebas de detección de antígenos.
Tratamientos disponibles
El diagnóstico precoz es fundamental para controlar el avance de la enfermedad.
Las posibilidades de supervivencia aumentan de forma significativa cuando hay un diagnóstico precoz. La ingesta temprana de un antiviral llamado «Rivabirina» se asocia con un pronóstico mucho más favorable. Sin embargo, no es clara la forma como funciona este fármaco.
El medicamento puede ser tóxico y tiene el potencial para causar mutaciones. Asimismo, puede provocar anemia hemolítica si se administra demasiado pronto. Por lo tanto, se le considera una solución relativa.
Para aliviar los síntomas de la fiebre de Lassa y mantener la función corporal se acude a acciones básicas como la hidratación continua y mantener el equilibrio de los electrolitos, la presión arterial y la oxigenación.
Desarrollo de vacunas
En la actualidad hay varias investigaciones destinadas a encontrar una vacuna contra el virus de la fiebre de Lassa. Un grupo de investigadores franceses del Instituto Pasteur desarrolló una vacuna que ya se encuentra en la fase de estudios clínicos.
Aunque hay varios candidatos vacunales, los científicos del Instituto Pasteur piensan que la más opcionada es una vacuna desarrollada a partir de la plataforma del sarampión. Todo el estudio al respecto fue publicado en Science Translational Medicine.
Es importante anotar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó la fiebre de Lassa dentro de la lista de amenazas epidémicas que requieren de acciones urgentes. Se espera que la vacuna sea desarrollada por completo en el corto plazo.
Prevención y recomendaciones
La mejor manera de evitar una epidemia de fiebre de Lassa es adoptando medidas preventivas. Lo indicado es promover y aplicar unas sencillas medidas de higiene comunitaria, como las siguientes:
Lavarse las manos con frecuencia.
Almacenar los alimentos en recipientes a prueba de roedores.
Ubicar los depósitos de basuras lejos del hogar.
Tener un gato en la casa.
Evitar el contacto con los fluidos corporales de personas enfermas.
El personal médico que atienda casos de fiebre de Lassa debe utilizar el equipo de protección adecuado.
Mantener el máximo cuidado con las muestras en los laboratorios.
Si una persona viaja al África Occidental y luego presenta síntomas sospechosos, debe hacérselo saber al médico a la brevedad. Los profesionales de la salud deben informarse o asesorarse para atender el caso de forma adecuada.
La fiebre de lassa requiere tratamiento urgente
La recuperación o la muerte por fiebre de Lassa se produce entre los 12 a 15 días posteriores al inicio de los síntomas. El segmento de mayor riesgo letal son las mujeres embarazadas, en especial si están en el tercer trimestre de la gestación. En ese grupo la mortalidad es de un 50 a un 92 %.
Una complicación común de la fiebre de Lassa es la pérdida de la audición. Esto ocurre entre el 20 y el 30 % de los casos. Pese a todo, el pronóstico de la enfermedad es bueno para la mayoría de los infectados que no presentan síntomas severos ni demandan hospitalización.
Con información de 800Noticias