En el contexto contemporáneo, el amor se revela como un tema tan inagotable como complejo. Con la irrupción de las redes sociales, el debate en torno a las relaciones de pareja ha alcanzado una nueva dimensión.
Según publicó Women’s Health, la postura de Arthur Brooks, académico de Harvard, propone repensar los fundamentos emocionales sobre los que se construyen las relaciones actuales.
Estas plataformas funcionan como verdaderos foros en los que se comparten consejos sobre la vida en pareja, a menudo generando olas de opiniones encontradas. Mientras que algunos usuarios hacen hincapié en la pasión y la atracción física como cimientos indispensables para cualquier relación duradera, otros defienden con igual fuerza valores como la confianza, la comunicación y el compañerismo como los verdaderos garantes de la estabilidad emocional compartida.
La visión del compañerismo desde Harvard
En medio de esa vorágine de perspectivas, la voz de Brooks, profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard, ha resonado de manera especial. El experto sostuvo en la revista Women´s Health que “los matrimonios más felices son aquellos en los que predomina el compañerismo y no la pasión”.
Este posicionamiento, no exento de controversia, se viralizó rápidamente, abriendo un debate en redes. Mientras cientos de personas celebraban la visión pragmática de Brooks, otros cuestionaban si realmente la pasión debía relegarse en favor de la amistad.
Brooks articula su teoría señalando que la pasión, aunque esencial, es una fase pasajera dentro de cualquier relación. Según explica en Women´s Health, esta etapa inicial es el resultado de reacciones neuroquímicas que tienden a unir a las personas en los primeros compases del enamoramiento. Sin embargo, recalca que, para asegurar una relación sólida y perdurable, el verdadero propósito a largo plazo debe ser la creación de un lazo basado en la amistad.
Como dice el experto, “lo que se quiere lograr en cinco años es ser los mejores amigos. Es mágico”, marcando un claro objetivo para las parejas que buscan trascender la mera atracción física.
Además, según indica, otro componente vital en las relaciones longevas es la lealtad. Según el profesor de Harvard, en una relación verdaderamente sólida no debería haber espacio para la competencia interna, sino más bien para el apoyo incondicional.
Esta concepción del amor, enfocado en el respaldo mutuo y la ausencia de rivalidades, reforzó la discusión sobre el equilibrio entre la pasión y el compañerismo como bases de una relación estable.
La perspectiva de Brooks ha suscitado una polarización en la opinión pública, dando lugar a un rico mosaico de reacciones. Muchos usuarios de redes sociales acogieron con entusiasmo su concepto de “amor compañero”, destacando que cuando este amor aporta igualmente pasión, “es la mejor sensación del mundo”.
Sin embargo, tampoco han faltado quienes ponen en duda la necesidad del compañerismo con el propósito de garantizar la estabilidad de una relación. Estos escépticos se interrogan sobre si los vínculos amorosos pueden resistir sin ese fuego inicial que cataliza el compromiso emocional al comienzo de una relación.
El amor en el siglo XXI: una reflexión continua
En una era marcada por el cambio constante y la complejidad emocional, el amor y sus múltiples fases se han posicionado en el centro del debate sobre la felicidad personal.
La pregunta sobre cómo gestionar adecuadamente una relación en pareja en estos tiempos turbulentos sigue siendo una cuestión abierta.
Mientras el mundo continúa explorando cómo ser feliz en esta complicada realidad del siglo XXI, el debate en torno al amor, la pasión y el compañerismo parece lejos de resolverse, siendo un tema de constante evolución y reflexión.
En el complejo panorama emocional del siglo XXI, las reflexiones de Arthur Brooks, profesor de Harvard, sobre la prevalencia del compañerismo por sobre la pasión tradicional han encendido un valioso debate sobre la naturaleza del amor y sus fundaciones.
Con información de Infobae