Salón Azul aborda lo recreoeducativo y fortalece a los padres en la neurodivergencia

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Foto: Archivo

En Venezuela, la atención a los niños y jóvenes con condiciones del espectro autista y otras neurodivergencias ha dado un paso agigantado y muy decisivo a través del Movimiento Azul Nacional, impulsado por el Movimiento Futuro.

Este programa que se ejecuta desde el Salón Azul se centra principalmente en brindar apoyo y atención psicológica a padres, madres y cuidadores para que tengan herramientas de atención, así como promover y crear conciencia en la sociedad sobre la inclusión y atención adecuada de este sector vulnerable en el territorio nacional.

Asimismo, atiende a niños y adolescentes neurodivergentes a través de la musicoterapia, arteterapia, y otras actividades recreoeducativas que les permiten salir de la rutina y desarrollar habilidades para su futuro.

Corazón Futuro

El principal es el Salón Azul, ubicado en su sede principal de Los Dos Caminos. Esta iniciativa comenzó a mediados de 2024 con la atención a 24 niños divididos en tres grupos, y cerró su primera cohorte el pasado 07 de diciembre con un total de 120 niños atendidos divididos en seis grupos.

La coordinadora del Salón Azul, Annia Campos, resaltó que muchas personas lo confunden con las casitas azules que nacieron en el estado Anzoátegui, y aunque en un principio el objetivo era llegar a esa modalidad, en el camino cambiaron el rumbo.

“Las casitas azules imparten atención especializada en psicología, psicopedagogía, terapia ocupacional, terapia conductual, nutrición, entre otras, muy diferente al enfoque que le estamos dando nosotros desde el Movimiento Azul. Nosotros atendemos algo recreoeducativo, más que todo dirigido a los padres, a una escuela de padres”.

“Nosotros comenzamos sin querer un proyecto científico, que al principio fue ensayo y error, pero que desde el amor y la empatía hemos logrado mucho. Varios padres llegaron aquí y encontraron la atención que tanto necesitaban, porque son padres que han sido maltratados por el sistema y juzgados, incluso por sus familias, porque no han entendido qué es la condición que tiene el niño”, indicó.

En este sentido, Campos manifestó que muchos padres ahora asisten y llevan a tíos, abuelos, amigos y vecinos para que entiendan de qué va la condición y sepan de qué forma pueden colaborar para que ese niño o niña tenga mejor calidad de vida. “Entonces, ¿A dónde vamos? A eso, a proyectar, a educar a la población”.

Colaboración y formación especializada

Una pieza clave del Movimiento Azul es su unión con la Fundación Mochila de Sueños del Joven Simón. Esta organización, con más de 16 años de experiencia en proyectos sociales, complementa las iniciativas del movimiento mediante programas educativos, talleres y actividades de sensibilización dirigidas a familias y profesionales.

La fundación aporta una dimensión educativa esencial, ya que promueve el autoconocimiento y habilidades sociales en las personas neurodivergentes. Además, organiza congresos y talleres enfocados en neuroeducación y estrategias inclusivas que fortalecen la capacidad del Salón Azul para atender a sus beneficiarios.

Su directora, Marerwin Carnevali Aleksic, afirmó que “desde el Salón Azul le ofrecemos a los niños y jóvenes habilidades de destrezas de comunicación e interacción social, regulación emocional a través de actividades culturales, científicas, deportivas, artísticas y esto le permite adquirir esas habilidades esenciales para la vida”.

“Igualmente, en estas actividades las familias son acompañadas en su proceso de recibir el diagnóstico de sus hijos, de orientación y formación, de cómo desarrollar estrategias para afrontar de una manera positiva este proceso de desarrollo dentro de la neurodiversidad”, dijo.

Cabe destacar que desde el Movimiento Futuro Azul, que dirige Astrid Uribe en el territorio nacional, el próximo año van a tener un centro comunitario de formación especializada dirigido al personal de salud, a los docentes y a la misma comunidad para adquirir esas destrezas necesarias en el abordaje e intervención de los procesos y las condiciones neurodivergentes.

La voluntaria Yuli Curvelo, quien ha acompañado a esta primera cohorte de niños, calificó esta noticia como maravillosa, ya que “otros docentes se van a poder formar próximamente con nosotros y vivir esta experiencia maravillosa y llena de aprendizajes”.

Escuela de padres

A diferencia de otros centros de atención para personas con neurodivergencias, donde se enfocan solo en la atención de quien tiene la condición, en el Salón Azul el abordaje y apoyo a padres y cuidadores es fundamental. Es por ello que cuentan con la escuela de padres, donde cada sábado las psicólogas Waibelys Milla y Bárbara García les brindan herramientas para la vida cotidiana.

Para ambas, esta primera cohorte de padres atendidos por alrededor de seis meses ha sido una experiencia transformadora. “Más que aprender me he transformado como ser humano porque no solo es el hecho de adquirir conocimientos y que ellos aprendan de mí, sino que la vinculación se ha transformado”, manifestó Waibelys Milla.

Por su parte, Bárbara García aseveró que es sencillo hablar desde lo académico, pero “una vez que estamos en contacto con ellos, y vemos cómo sienten y viven, y de las experiencias que nos brindan, nos han sensibilizado de una forma tremenda y de esta forma nos han ratificado que sí podemos seguir trabajando en pro del bienestar del pueblo”.

Para las madres y padres que asisten a cada sesión ha sido un aliciente, y califican el lugar como un espacio donde se sienten seguros y contenidos. En este sentido, Jennifer Pérez, madre cuidadora de un niño neurodivergente, relató que este espacio ha sido de gran ayuda, sobre todo para las madres de bajos recursos. “Quienes nos atienden son personas sumamente profesionales y humildes, además la atención es de otro nivel”.

“El entorno del Salón Azul ha sido maravilloso porque hemos descubierto muchas habilidades del niño que tenía ocultas, y agradecemos mucho por el cariño brindado”, expresó una abuela cuidadora.

Futuro Prometedor

El Movimiento Azul Nacional y su Salón Azul representan un ejemplo de cómo las políticas públicas y las iniciativas sociales pueden converger para atender las necesidades específicas de la población. Con su enfoque centrado en la inclusión, la sensibilización y el apoyo comunitario, este movimiento ha demostrado ser un modelo efectivo que no solo transforma vidas, sino que también inspira un cambio cultural en la forma de entender y apoyar la neurodiversidad en Venezuela.

El trabajo conjunto con aliados como la Fundación Mochila de Sueños asegura que este movimiento continúe su expansión y lleve esperanza a más familias y comunidades. Este esfuerzo colectivo reafirma la importancia de crear espacios inclusivos y accesibles para todos, especialmente en contextos vulnerables.

VTV