Las infecciones urinarias son un tema médico que influye en la salud sexual, sobre todo aquellas que son recurrentes, es decir, que se repiten al poco tiempo por la persistencia de las bacterias.
Las mujeres son más afectadas que los hombres y existe evidencia de las diferentes consecuencias que traen sobre la sexualidad. Los síntomas más comunes son ardor y necesidad de orinar y dolor en la parte baja del abdomen.
Además de la realización de estudios y la búsqueda del agente bacteriano que las provoca, las pacientes se frustran cuando el antibiótico no resulta efectivo, prolongando la infección.
Se denomina “lecho orgásmico” a las estructuras anatómicas, vasculares y nerviosas (vagina, clítoris, uretra, bulbo uretral, vulva) que intervienen en la respuesta orgásmica. Cualquier situación que afecte esta zona compromete la excitación y el orgasmo.
Según un estudio del año 2022 referido por la Sociedad Internacional de Sexología Médica, las mujeres estudiadas sufrieron de estrés sexual por padecer infecciones urinarias recurrentes con índices altos de angustia y disminución en la escala de evaluación sexual.
Estas mujeres reconocen que el dolor, la sensación de tener ganas de orinar, el ardor, generan un malestar constante que afecta la libido. Y una vez que el tratamiento da resultado, el miedo a volver a padecerlas, impide la relación sexual.
Es muy frecuente que aparezcan conductas evitativas y de rechazo. Y en caso de tener relaciones sexuales, las precauciones son tantas que terminan por afectar los movimientos, las poses y la expresión del cuerpo más relajada. Además, el uso de antibióticos puede afectar la flora vaginal provocando la aparición de candidiasis, con picazón y malestar en el área genital.
¿Qué se puede hacer?
Las infecciones urinarias son infecciones comunes que ocurren cuando entran bacterias a la uretra, generalmente de la piel o el recto, e infectan las vías urinarias. Pueden afectar a distintas partes de las vías urinarias, pero la infección de vejiga (cistitis) es el tipo más común.
Es importante hablar con el médico sobre las consecuencias sobre la salud sexual y que el abordaje profesional no quede limitado al tratamiento farmacológico de la infección. La comunicación con la pareja ayuda a sentir que el tema puede ser compartido y a buscar soluciones. Uno de los temas es el miedo a tener sexo y a limitar las prácticas por el temor a una posible reinfección.
Se recomienda la higiene en el área genital, así como orinar antes y después del encuentro sexual. La búsqueda de prácticas sexuales que no sean genitales es lo recomendable para afrontar el encuentro sin miedos.
Cuando aparecen temores asociados a la penetración o al sexo oral (en este caso el miedo al contagio) lo indicado es el contacto erótico sin penetración, por lo menos hasta que la mujer esté más segura y confiada.
Miedo al contagio
Así como existen personas que creen que “nada les va a pasar” si no se cuidan en las relaciones sexuales, existen otras que son proclives a sentir miedo por posibles infecciones relacionadas directa o indirectamente con el sexo.
El miedo puede ser tan fuerte que eviten todo contacto íntimo o se tomen tantos recaudos que finalmente termina frustrando toda situación de erotismo. Este miedo puede ser infundado, es decir, sin antecedentes de infecciones previas, o por haber padecido infecciones urinarias o de trasmisión sexual.
El miedo al contagio es una de las causas de las fobias sexuales y sus consecuencias: baja libido, evitar el contacto o tomar demasiados recaudos para hacerlo.
Con información de Infobae