Taylor Swift concluye su histórica gira ‘The Eras tour’ este domingo en Canadá en la cima de una industria sobresaturada de oferta. La artista más escuchada del mundo por segundo año se ha consagrado como un fenómeno global muy difícil de superar.
2023 había sido su año; batió récords con ‘The Eras Tour’ en los estadios y llenó salas de cine con la versión fílmica del espectáculo; la revista Time la nombró la persona del año comparándola con Michael Jackson, Madonna y Joni Mitchel; e incluso tuvo tiempo para encontrar el amor en el jugador de fútbol americano de los Kansas City Travis Kelce.
Como una especie de ‘déjà vu’, Swift se apoderó de 2024 y antes de regresar a los escenarios para continuar con su maratónica gira de 149 conciertos repartidos en dos años ya había superado otras marcas.
Se convirtió en la primera artista en ganar en cuatro ocasiones el Grammy a álbum del año o en la primera cantante de la era moderna en publicar siete álbumes que vendieron al menos un millón de copias cada uno en una sola semana gracias a su último proyecto, ‘The Tortured Poets Department’.
Todo mientras protagonizaba ‘la telenovela’ amorosa paralela a la Super Bowl LVIII que tuvo su punto álgido cuando los Kansas City se coronaron como campeones frente a los San Francisco 49ers.
Swift ha acaparado en este tiempo también los focos políticos: el Partido Demócrata se mantenía expectante ante la posibilidad de que respaldara a su candidata a las presidenciales del 5 de noviembre, Kamala Harris, algo que acabó haciendo en septiembre, a dos meses de unos comicios que ganó el republicano Donald Trump.
El tour comenzó en Arizona (EE.UU.) el 17 de marzo de 2023 y pasó por 50 ciudades de países como México, Brasil, Francia, España, Japón y Singapur.
En dos años, Swift recorrió los cinco continentes, impulsó la economía de las ciudades en las que estuvo dando pie a la creación del término ‘Swiftconomics’, inspiró la creación de un curso en la Universidad de Harvard dedicado a su trayectoria y ayudó a catapultar la carrera de una nueva generación de mujeres en el pop como Sabrina Carpenter o Gracie Abrams, quienes abrieron sus conciertos en diversas partes del mundo.
Según el rastreador de datos Luminate, Swift representa casi el 2 % del mercado musical estadounidense y de acuerdo con The Wall Street Journal su tour vendió unos 10 millones de entradas, generando ingresos que podrían rondar los 2.000 millones de dólares.
Todo antes de los 35 años, pues el próximo 13 de diciembre la cantante con más de dos décadas de trayectoria apagará precisamente ese número de velas tras finalizar la gira más lucrativa de la historia musical superando por mucho a ‘Farewell Yellow Brick Road tour’ de Elton John, que en cinco años había sido la primera en recaudar más de 800 millones.
Swift también inauguró para el pop popular una ola de conciertos de larga duración (de unas tres horas y media cada uno) que ya era habitual entre artistas de rock como Bruce Springsteen, Guns N’ Roses o The Cure.
Además logró movilizar y hermanar a millones de fans que acudían a los estadios para cantar himnos de desamor y autoaceptación vestidos temáticamente de una era musical de la cantante, que celebra nueve etapas de su carrera en esta gira.
Sus seguidores confeccionaron a toda máquina “pulseras de amistad” para intercambiarlas entre sí y esparcir un mensaje de unión creando dinámicas de comunidad entre su “fandom”.
A Swift la esperan este domingo en Vancouver miles de fans agradecidos por elegir ese lugar para el final de su tour con mensajes en letras enormes a lo largo de esa ciudad canadiense que rezan “Swiftcouver”, “Anti Hero” y “Down Bad”, estas dos últimas en honor a sus canciones, mientras el resto de sus incondicionales aguardarán pacientes los próximos pasos de la estrella.
Vía: EFE