Es probable que hayas escuchado sobre algunas de las familias más importantes en la historia del béisbol. El deporte tiene una larga y rica tradición en ese sentido. Los Boone, los Rojas Alou, los Guerrero… estos últimos, una aparentemente interminable laguna genética de jugadores que descargan jonrones en los terrenos baldíos de la República Dominicana año tras año.
Pero hay un grupo de parientes que los supera a todos. Una mezcla de cinco amilias, procedentes de un pequeño pueblo obsesionado con el béisbol, La Sabana. Es un pueblo lejos de todo en Venezuela, del que han salido tantos jugadores profesionales que incluso la mayoría de los miembros ha perdido la cuenta de cuántos son.
“Es increíble cuántas personas en la familia han firmado contratos profesionales”, me dijo el exlanzador Kelvim Escobar durante una llamada telefónica. “Ocho jugadores de Grandes Ligas, y no sé cuántos más han firmado contratos profesionales”.
“Hay muchos”, comentó Ronald Acuña Jr. “Son más de 60”.
“Bueno, creo que son alrededor de 50 y pico, casi 60, algo así”, dijo el excampocorto José Escobar. “De un pueblo con sólo cuatro calles… Podría ser un récord Guinness”.
El pueblo
La historia de la familia más grande del béisbol comienza, irónicamente, en un pequeño pueblo pesquero. La Sabana. “Tierra de Peloteros”, lo llama Kelvim Escobar.
El pueblo de 3,000 habitantes es uno de los siete que componen la Parroquia de Caruao en el Municipio Vargas. Se encuentra en la costa centro-norte de Venezuela, justo al noreste de Caracas, justo sobre el Mar Caribe. La ciudad más cercana, La Guaira, está a aproximadamente una hora y media de distancia, y las montañas rodean esta área rural, lo que hace difícil llegar. Rolando Petit, el cazatalentos que descubrió a Acuña Jr., describió su viaje a La Sabana para The Athletic en el 2018.
“Antes tenías que conducir un vehículo todo terreno o un 4×4”, dijo Petit. “Ahora está mejor. Pero aun así, no puedes llegar sin atravesar las montañas, y conduces a 20 o 25 millas por hora. A menos que haya deslizamientos de lodo. En ese caso, no puedes llegar en absoluto”. Pero una vez llegas, nunca querrás irte.
“Vivíamos justo arriba de la playa, ahí mismo junto al agua”, me contó Kelvim Escobar, quien vivió allí hasta y durante todos sus años en ligas menores. “Es un pueblo muy bonito”.
“Íbamos a la playa, nadábamos en el río”, añadió José Escobar. “Eso es lo que hacíamos de lunes a domingo”.
La pesca, descansar entre las palmeras, la conservación de tortugas bebé y la captura de cangrejos parecen ser algunas de las principales actividades que suceden en y alrededor de La Sabana.
¿Pero la principal actividad, ésa que cada niño sabanero crece jugando y amando? El béisbol.
“Desde que tengo memoria, todo lo que hacíamos era jugar béisbol”, me dijo Kelvim Escobar. “Incluso con un palo y las manos peladas, no teníamos mucho para practicar. Los implementos para jugar pelota son caros, especialmente para nosotros, que crecimos sin nada”.
Los niños jugaban un popular juego venezolano, “pelotica de goma”, una versión de la “vitilla” dominicana, pero en la que utiliza el brazo en lugar de un palo para “batear”. Las calles y los patios de las escuelas estaban llenos de niños jugando en todas las épocas del año.
“Es brutal, es brutal”, dijo Acuña. “Es algo muy bonito, porque los niños en cualquier parte del pueblo juegan pelota… en la calle, en la playa, en la escuela, en las canchas de jugar basket. Yo creo que por eso han salido bastantes peloteros, porque el amor por el juego nunca se ha ido de ahí”.
También había, por supuesto, un terreno de béisbol. Uno solo. Un estadio ubicado en una esquina de una región del pueblo conocida como Santa Cruz: El Estadio Oscar Santiago Escobar.
Oscar era un renombrado maestro en el pueblo y el padre de Ángel Escobar (otro beisbolista de La Sabana que, aunque suene increíble, no tiene parentesco con esta familia).
A lo largo de los años, los jugadores profesionales del pueblo han contribuido económicamente para ayudar con las renovaciones del estadio. Aun así, tiene sus peculiaridades.
“Está al lado de la escuela. Saltas sobre la pared y estás en la escuela”, explicó John Hawy, el padrastro de Acuña Jr. y miembro del programa de entrenadores independientes “Trainer Partnership” de MLB. “El center field está construido en forma de V porque detrás está el cementerio, y nunca dieron ese espacio para terminar el estadio”.
José Escobar recuerda claramente y con cariño sus primeros días de béisbol.
“Mi papá siempre me regañaba porque yo lanzaba la pelota contra la pared todo el tiempo”, recordó. “Teníamos dos turnos en la escuela. Salíamos a las 11, y de 11 a 1, jugábamos béisbol en la calle. Regresábamos, nos bañábamos, volvíamos a la escuela, salíamos a las 4, practicábamos por la tarde y también jugábamos en la noche. Había una pasión muy grande. Jugábamos contra otros pueblos los fines de semana y la gente siempre decía que éramos los mejores, que éramos una potencia. Había un amor tremendo por el béisbol en aquellos días”.
La familia – Primera generación
Según varios miembros y amigos de la familia, hay la increíble cifra de al menos 50-60 personas del pueblo (o nacidos y criados cerca) que han firmado contratos profesionales. Un pueblo, si recuerdas, de alrededor de 3.000 personas. Algunos hicieron carrera en las menores, otros no llegaron hasta allá. Y, asombrosamente, ocho miembros de la familia jugaron o están jugando en las Grandes Ligas. A continuación, los detallamos.
José Escobar
Equipos: 1991, Cleveland
Destacable: Pasó 12 años en ligas menores, pero hizo sólo 15 visitas al plato en las Grandes Ligas, conectando 3 hits.
“Nací con un guante en la mano”, aseguró el ahora hombre de 63 años.
Después de 13 largas temporadas en las menores, el infielder hizo su debut en las Grandes Ligas en 1991 con los Indios, dando tres hits en 15 visitas al plato. Nunca volvió a jugar en las Mayores después de eso. Aun así, él sabe el impacto que ha tenido en el resto de su familia al abrir el camino hacia la Gran Carpa.
“Bueno, a veces yo les hecho broma con eso, ‘Me deben mucho porque me siguieron, fui el primero, fui como un ejemplo para ellos’”, dijo Escobar. “Estoy muy orgulloso, bastante orgulloso”.
Segunda generación
Kelvim Escobar
Equipos: Azulejos, Angelinos
Destacable: Sumó 101 victorias y 91 salvados en 13 temporadas
Escobar forma parte de la siguiente generación de beisbolistas de la familia, debutando con los Azulejos en 1997. Su tío es José. El lanzador derecho, dueño de una poderosa recta, fue un arma en dos facetas durante su carrera, acumulando 101 victorias y 91 salvados durante 13 años en MLB.
“Yo era bueno, lanzaba duro”, se rio Escobar. “Tenía unos pitcheos bien nasty”.
Puedes ver todo lo que siente Escobar por su pueblo y los logros de su familia brillando a través de la videollamada.
“Sé lo difícil que es [llegar a las Grandes Ligas]”, mencionó. “Y poder ver eso en nuestra familia me sorprende y me hace sentir orgulloso”.
Alcides Escobar
Equipos: Cerveceros, Reales, Nacionales
Destacable: Ganó la Serie Mundial con los Reales en el 2015
Un campocorto ágil y veloz, Alcides hizo su debut con los Cerveceros en el 2008, y también dice que su tío José es uno de sus héroes. Es conocido principalmente por sus días con aquellos Reales que se titularon en el 2015, conectando uno de los jonrones más electrizantes en el recuerdo reciente de las Series Mundiales.
Edwin Escobar
Equipos: Medias Rojas, D-backs
Destacable: Después de dos estadías en las Mayores, le dio la vuelta a su carrera en Japón y firmó con los Cachorros en el 2024
El lanzador zurdo, hijo de José, fue el siguiente y cuarto miembro de la familia en arribar a las Mayores, lo que consiguió en el 2014 con los Medias Rojas. Lanzó en dos juegos por Boston ese año y en 25 más por los Diamondbacks en el 2016. Recientemente firmó un contrato de ligas menores con los Cachorros.
Tercera generación
Vicente Campos y José Martinez
Equipos: D-backs/Cardenales, Rays, Cachorros
Destacable: Campos ha jugado béisbol profesional en cuatro países distintos. Martínez tiene el promedio de bateo más alto en la historia de la Liga de la Costa del Pacífico
Campos – el número 5, primo de Kelvim, Alcides y Edwin – y Martínez – Nro. 6, primo tercero de la familia por el lado de su madre – hicieron sus respectivos estrenos en la Gran Carpa en el 2016. Campos lanzó en un juego por los D-backs y desde entonces ha dado vueltas por todo el mundo, incluyendo Italia y México. Fue parte de la selección de España que participó en el más reciente clasificatorio para el Clásico Mundial de Béisbol 2023.
Martínez, o Cafecito, fue un bateador fantástico cuando surgió con los Cardenales. Su padre Carlos fue un talentoso bateador en su país y jugó en partes de siete temporadas en las Mayores (quizás mejor conocido en las Grandes Ligas por conectar aquel jonrón que pegó en la cabeza del cubano José Canseco), pero los miembros de la familia dicen que no están emparentados con él. Si lo estuviesen, sería un primo muy lejano.
Cafecito bateó por encima de .300 dos veces, en el 2017 y el 2018 y aún tiene el récord de promedio de bateo de la PCL después de batear.384 en el 2015. Las lesiones y la falta de poder, o una verdadera posición a la defensiva, terminaron por sacar a Martínez de las Grandes Ligas después de la temporada del 2020. Aun así, utilizó el swing y el espíritu de su padre para dar algunos batazos grandes durante su corto paso por las Mayores.
“Literalmente aprendí a jugar béisbol en La Sabana, de todos ellos”, expresó Martínez, quien vivió en el pueblo cuando tenía alrededor de 12 años. “Toda esa pasión por el juego. Todos los días en el estadio, jugando pelotica de goma”.
¿El próximo en la ilustre línea familiar? El señor La Sabana. El actual Jugador Más Valioso de la Liga Nacional. Una superestrella generacional.
Ronald Acuña Jr.
Equipo: Bravos
Destacable: Acuña Jr. impuso un récord con una temporada 40-70 – algo que antes parecía inimaginable – rumbo a coronarse como JMV de la Liga Nacional.
“Ronald ha sido una estrella desde que era pequeño”, dijo Hawy. “Me impresionó; cuando entraba al terreno, era un Ronald diferente. No sé, era como si se transformara. Simplemente sabías que era un niño que iba en esa dirección”.
Kelvim Escobar había establecido una academia en La Sabana con Alcides y Hawy después de terminar su carrera. El joven adolescente, primo segundo de los Escobar, fue, como cabría esperar, uno de sus mejores alumnos.
“Le pegaba bien la pelota, tenía buen brazo, incluso participaba en atletismo cuando era pequeño; era rápido”, recordó Escobar.
El joven de 26 años está agradecido por todos los jugadores que vinieron antes de él y lo que significan para el futuro de su pueblo.
“Yo creo que los que nos abrieron las puertas a nosotros, Kelvim y esas personas que comenzaron a jugar béisbol… uno creció viendo eso y yo creo por eso uno eligió ser pelotero”, aseguró Acuña Jr. “Yo creo que en La Sabana el 80% de los niños quieren ser peloteros”.
Acuña Jr. también tiene familiares directos que jugaron béisbol profesional: Su padre, Ronald Sr., fue un patrullero y gran corredor de bases en el sistema de fincas de los Mets durante muchos años. Y su abuelo materno, Romualdo Blanco, fue lanzador durante seis temporadas en las menores en la década de los 1970. Su madre, Leonelis, también tuvo una gran influencia para que alcanzara sus sueños en el béisbol.
Maikel García
Equipo: Reales
Destacable: García estuvo entre los mejores cinco novatos en la Liga Nacional en el 2023 en hits, bases robadas y promedio de bateo
García, el más reciente miembro de la familia en llegar a las Grandes Ligas, hizo su debut con los Reales en el 2022. Es primo de Ronald. Desde su ascenso, ha brillado, protagonizando una de las mejores campañas para un novato en la historia de Kansas City. Roba bases, batea para un promedio alto y su defensa en la tercera base ha sido espectacular. Todas esas habilidades deben de mejorar a medida que el joven de 23 años crezca y gane más fuerza.
“Tan pronto como Maikel comience a batear jonrones, hermano, será un jugador muy emocionante”, dijo Kelvim Escobar. “Puede correr, puede jugar defensa y es un gran atleta”.
Ese poder ya se está mostrando al principio de la temporada 2024: García ha comenzado la temporada encendido, empatado en el liderato de la Liga Americana con tres cuadrangulares.
El futuro, las reuniones y, ¿cómo es posible todo esto?
¿Entonces, qué pasa en La Sabana? ¿Qué fluye a través de los genes Escobar? ¿Hay magia en esa agua salada que llega a las playas del pueblo?
“Es difícil para mí decirlo”, reconoció entre risas Kelvim Escobar. “Supongo que está en los genes. Mi tío fue la motivación para mí. Eso funcionó de la misma manera para Alcides y Ronald, y se transmitió así a través de la familia”.
“Es increíble, pero sabía que [la línea familiar] continuaría, porque la emoción era muy grande”, acotó José Escobar. “Los niños en la calle ahora están jugando y diciendo que ellos son Ronald. Eso les da un impulso para intentar firmar profesionalmente y seguir trabajando, porque el objetivo es llegar a las Grandes Ligas y quedarse allí”.
Hay murales de equipos y jugadores profesionales, fiestas para ver los juegos de Acuña Jr. y un torneo anual de softbol donde todas estas estrellas de la región regresan al pueblo para enfrentarse entre sí y pasar un buen rato.
“Eso empezó hace unos 20 años”, detalló Hawy. “Lo que juegan es sóftbol. Participan cuatro equipos: Los Primos, El Abusador, Los Basqueteros y La Clave. El equipo de Ronald es El Abusador. Los Primos es el equipo del papá de Ronald. Dos juegos primero y los dos ganadores van a la final. Y el ganador de la final es el campeón. Después de la caimanera, nos vamos para la plaza, donde hay música, y allá celebramos. Todos los equipos, no sólo el ganador”.
Y hay más prospectos en camino.
El hermano de Ronald, Bryan, está en el sistema de los Mellizos y su otro hermano, Luisángel, es una estrella en ascenso con la filial Triple-A de los Mets. Kelvim Escobar dice que Kenny Acuña, el hermano menor de 12 años, podría ser uno a seguir de cerca en el futuro. Yojackson Laya, primo de los hermanos, acaba de firmar con los Dodgers.
“Creo que ver a mi hermano, a Alcides y a Kelvin jugar ha sido una gran motivación como jugador de béisbol”, reconoció Luisángel.
Y todo esto, este increíble manantial de jugadores relacionados, tiene sus raíces en un diminuto lugar de América del Sur. Un lugar difícil de identificar en un mapa, incluso cuando lo estás mirando directamente. Una enorme familia con un profundo amor por el béisbol y poco más. Los hijos quieren ser mejores que sus padres, los sobrinos quieren ser mejores que sus tíos, los primos segundos quieren ser mejores que los primos hermanos. Juzgando por los últimos 30 años, parece que hay pocas dudas de que lo lograrán.
Los miembros de la familia de béisbol más famosa de La Sabana podrían seguir llegando por siempre.
Con información de MLB…