Los rayos son, en sí, pulsos electromagnéticos generados durante una tormenta eléctrica. Esencialmente, se producen cuando la diferencia de potencial entre las nubes y la tierra supera la capacidad aislante del aire. Es en ese punto, cuando la atmósfera no puede soportar más la tarea de aislar a la tierra y las nubes, cuando permite que desde las nubes se transporten cargas negativas a tierra en forma de rayos. Cuando el potencial está igualado y equilibrado, la tormenta se detiene. Y es un proceso de lo más común: cada día se producen 44.000 tormentas, las cuales generan un total de más de 8 millones rayos.
“No te preocupes que un rayo no cae dos veces en el mismo sitio”. Se trata de una frase muy común que se utiliza para decir que, si algo que es muy improbable ya ocurrió, no hay casi posibilidades de que vuelva a suceder. Sin embargo, ¿cuánto de base científica hay realmente en esta afirmación popular? ¿Realmente es imposible que un rayo impacte dos veces en el mismo sitio?
MÁS COMÚN DE LO QUE PARECE
Pues bien, aunque parezca un suceso de lo más improbable, la realidad es que puede pasar. Y no solo eso, el hecho de que un rayo impacte varias veces en un mismo sitio es algo muy común y las posibilidades de que ocurra no son precisamente bajas, sino que muy altas.
En ese documento recogen que, en una tormenta eléctrica ubicada sobre cierto lugar, el primer rayo que caiga será el que abra paso al resto de ellos. Es decir, el primero caerá dirigido a un punto conductor que le cause atracción y, mientras tanto, abrirá un canal de movimiento en el aire. Terminada la descarga, se mantendrá ese rastro en la atmósfera, el cual facilitará el movimiento del siguiente rayo, pues ha conseguido reducir la resistencia del camino trazado.
De esta forma, consiguen demostrar científicamente que un punto donde ha caído un primer rayo tiene muchas posibilidades de recibir más impactos procedentes de rayos posteriores de esa misma tormenta. Y no solo eso, un estudio de la NASA de 2003 demostró además que uno de cada tres rayos que tocan tierra, lo hacen en varios sitios a la vez. Es decir, que no solo caen rayos en el mismo lugar sino que pueden hacerlo en el mismo momento.
EL PARARRAYOS
Y es que, justo para aprovechar esa situación en la que varios rayos se mueven siguiendo la trayectoria de un primero impactando en el mismo sitio, existe el pararrayos. Inventado por Benjamin Franklin en el año 1752, tiene como fin atraer a todos aquellos rayos ionizados por la atmósfera y así transportar la corriente eléctrica a tierra, evitando de esta forma otros posibles daños inesperados por impactos contra personas, objetos o viviendas.
Con información de NatGeo