Para muchas personas, la clave de una vida sexual plena y satisfactoria parece estar en elementos como la comunicación, la confianza o incluso los momentos especiales de intimidad. Sin embargo, recientes estudios han revelado que hay un factor clave que a menudo se pasa por alto y que impacta profundamente en la calidad de las relaciones íntimas: el sueño.
La falta de descanso no solo afecta la salud general y el estado de ánimo, sino que también puede disminuir la libido, alterar el funcionamiento hormonal y afectar la satisfacción sexual.
Investigadores y especialistas en salud han comenzado a resaltar la importancia de dormir bien como un pilar fundamental para mejorar la intimidad en pareja. Desde el agotamiento crónico hasta los trastornos del sueño, el descanso inadecuado se relaciona con dificultades sexuales que afectan tanto a hombres como a mujeres. “Cuando estamos agotados, no solo falta la energía física para disfrutar de una vida sexual satisfactoria, sino que nuestra mente se encuentra en un estado de irritabilidad y estrés, lo que genera conflictos y afecta la conexión emocional”, señala en diálogo con Wall Street Journal Wendy Troxel, investigadora sénior en la corporación Rand y autora del libro “Sharing the Covers”, sobre el sueño en las parejas.
Y es que, mientras que aspectos como el cansancio, el mal humor o la falta de libido suelen atribuirse al estrés diario o a la rutina, los científicos descubren que muchos de estos síntomas son provocados, en realidad, por problemas de sueño no resueltos. Así, una buena noche de descanso puede ser, finalmente, el verdadero “secreto” para una vida sexual más satisfactoria.
El vínculo entre el sueño y el deseo sexual
El descanso de calidad es esencial para el buen funcionamiento de múltiples sistemas en el cuerpo, y el área de la sexualidad no es una excepción. Luke Johns, psicólogo de Wyoming, relató a WSJ cómo su vida íntima comenzó a verse afectada debido a su falta de sueño. A pesar de su deseo de mantener una vida sexual activa con su pareja, la fatiga se interponía en sus relaciones íntimas. “Quiero tener intimidad -aseguró Johns- pero siempre estoy tan agotado”.
Científicos han descubierto que la privación de sueño reduce los niveles de testosterona en hombres y de estrógeno en mujeres, dos hormonas clave en el deseo sexual. A medida que los niveles de estas hormonas descienden, se experimenta una menor atracción hacia la intimidad y una menor capacidad de respuesta al momento de tener relaciones sexuales. En un estudio reciente publicado en el Journal of Sexual Medicine, se halló que cada hora adicional de sueño aumenta en un 14% las probabilidades de tener relaciones sexuales al día siguiente en mujeres.
No obstante, los efectos del mal descanso no solo son físicos. La falta de sueño eleva las hormonas de estrés, lo que afecta el estado emocional, volviendo a las personas más reactivas y menos dispuestas a conectarse emocionalmente con sus parejas. La investigadora Wendy Troxel afirmó al WSJ que “estos factores son asesinos del deseo sexual”, y añade que la fatiga dificulta la capacidad de percibir y responder adecuadamente a las emociones de la pareja, provocando distancia en la relación.
Cómo afecta el sueño a la satisfacción sexual
Además de la disminución en el deseo, la falta de sueño está relacionada con problemas en la satisfacción sexual en general. Estudios realizados por la National Heart, Lung and Blood Institute han señalado que alrededor de 50 a 70 millones de estadounidenses padecen de trastornos del sueño, y uno de cada tres adultos no duerme lo suficiente de manera constante. La falta de sueño interrumpe los procesos de regeneración física y mental, impactando negativamente en la capacidad de experimentar placer durante el sexo.
Cuando el descanso es insuficiente, el cuerpo no se encuentra en su nivel óptimo de funcionamiento, y esto incluye la respuesta sexual. La doctora Lauren Streicher, profesora de obstetricia y ginecología en la Escuela de Medicina de la Universidad Northwestern, aseguró al medio norteamericano que cuando las personas están cansadas, simplemente “no piensan en el buen sexo”. Esto se debe a que el sueño también influye en las funciones cognitivas, como la concentración y el estado de ánimo, factores importantes en la experiencia sexual.
Si bien el panorama puede parecer desalentador, existe una buena noticia: dormir bien no solo mejora el deseo sexual, sino que además facilita una mejor experiencia en la intimidad. De acuerdo con Candice Hargons, psicóloga y profesora asociada en la Universidad de Emory, el sexo en sí puede mejorar la calidad del sueño, especialmente si se llega al orgasmo. La investigación, reseñada pro el WSJ, sugiere que alcanzar un estado de relajación y satisfacción íntima ayuda a calmar el sistema nervioso, lo que puede conducir a un sueño reparador.
De este modo, cuidar de la calidad del sueño es esencial para aquellos que desean mejorar su vida sexual. La buena calidad de descanso ayuda a equilibrar los niveles hormonales, mejora el estado de ánimo y disminuye la irritabilidad, factores que favorecen la conexión en pareja. Los estudios demuestran que adoptar un enfoque de autocuidado en relación con el sueño impacta directamente en la calidad de vida sexual, proporcionando una experiencia más plena y satisfactoria.
Con información de Infobae