Juan Percowicz era un contador con un pasatiempo insólito: enseñar clases de autoayuda por toda Buenos Aires con una fuerte dosis de filosofía antigua y espiritualismo new age. Era un éxito y, con donaciones de sus seguidores, construyó una organización llamada Escuela de Yoga de Buenos Aires o EYBA.
Por más de 30 años, dirigió la organización, que prometía salvación espiritual a través de charlas y clases de autoayuda.
Pero ahora Percowicz, de 85 años, y más de una decena de miembros de la EYBA enfrentan cargos, acusados de dirigir una “secta” de carácter sexual, no una escuela de yoga, que coaccionaba a algunas de sus integrantes mujeres a entrar en la prostitución y lavaba las ganancias al adquirir bienes raíces.
Los fiscales afirman que la organización explotaba y drogaba a algunas de sus integrantes mujeres, obligándolas a vender sus cuerpos y generando cientos de miles de dólares mensualmente de clientes en Argentina y Estados Unidos. La EYBA también gestionaba una clínica ilegal donde se administraban drogas a sus miembros para inducir sueño prolongado como castigo o tratamiento, de acuerdo con los fiscales.
“Sectas hay aquí, pero nunca hemos visto una que operaba a este nivel”, dijo Ricardo Juri, el investigador que supervisó el allanamiento de propiedades de EYBA en agosto de 2022.
Las acusaciones contra la EYBA horrorizaron a Argentina, pero para algunas personas, también parecían extrañamente familiares.
En la década de 1990, Percowicz y su escuela ganaron notoriedad por primera vez después de que una familia argentina acusara a la organización de manipular a su hija. Durante esa investigación, algunas personas que habían sido integrantes del grupo contaron haber sido forzadas a trabajar como esclavas y dijeron que la escuela promovía la prostitución.
Pero el caso se estancó en los tribunales. Argentina aún no tenía leyes sobre la trata de personas o el lavado de activos, según los investigadores. El sistema de justicia del país todavía estaba siendo transformado tras el fin de la dictadura militar, más de una década antes, en la que decenas de miles de personas fueron asesinadas.
Un informe de 1999 del Departamento de Estado señaló que la justicia argentina estaba “obstaculizada por retrasos desmesurados, atascos procesales, cambios de jueces, apoyo administrativo inadecuado e incompetencia”.
También persistía una desconfianza en el gobierno y el sistema judicial, y algunos defensores de la EYBA usaron ese sentimiento, como Adolfo Pérez Esquivel, un Premio Nobel de la Paz argentino, y las Madres de Plaza de Mayo, cuyos hijos habían sido “desaparecidos” por el régimen autoritario. Acusaron a la justicia argentina de corrupción y de violaciones a los derechos humanos vinculados al caso.
Con el tiempo, la causa del caso contra la EYBA no avanzó.
Ahora, con nuevas leyes y una nueva acción penal, los fiscales vuelven a apuntar a Percowicz y sus seguidores en una nueva investigación que examina operaciones de la EYBA que datan de 2004.
“Las personas son las mismas, las decisiones son las mismas, las actividades son similares, pero hay dos leyes muy importantes con penas muy grandes ahora que prohíben las dos actividades centrales que tenía esta gente”, afirmó Ariel Lijo, uno de los jueces que supervisó la primera etapa del caso. En marzo, el presidente Javier Milei propuso a Lijo para la Corte Suprema de Justicia de Argentina.
En los allanamientos en la EYBA de 2022, los investigadores dijeron haber encontrado más de un millón de dólares en efectivo, cinco lingotes de oro, alijos de películas pornográficas, talonarios de cheques de bancos estadounidenses y expedientes de personas adineradas, algunas de ellas residentes en Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses han cooperado en la investigación, según los investigadores argentinos.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos declinó hacer comentarios.
Los fiscales aseguran que las siete mujeres nombradas como víctimas fueron llevadas a la EYBA por sus padres cuando eran menores de edad, o que, siendo jóvenes, se unieron a la organización y con el tiempo fueron forzadas a ejercer la prostitución. Pero las mujeres del caso han negado haber mantenido alguna vez relaciones sexuales a cambio de dinero o haber sido víctimas de algún crimen.
Los abogados defensores de Percowicz y de los actuales miembros de la EYBA han negado todas las acusaciones, argumentando que nadie en la organización fue explotado. En su lugar, afirman que los acusadores —cuyas identidades están protegidas en el caso— quieren vengarse de la organización por motivos personales.
“Es una causa de trata de personas sin víctimas de trata”, dijo Jorge Daniel Pirozzo, un abogado que representa a Percowicz y a otros cinco miembros de la EYBA. “Porque no está probado que nadie haya sido explotado sexualmente”.
Percowicz y los miembros de EYBA se negaron a hacer comentarios.
Si bien la prostitución en Argentina no es ilegal, sí lo es promover o explotar económicamente el ejercicio de la prostitución mediante engaño, abuso o intimidación. Los fiscales dicen que pretenden demostrar que las víctimas no se reconocen como tales porque Percowicz y sus aliados manipularon psicológicamente a las mujeres durante años.
Mientras ambas partes se preparan para el juicio, la organización sigue contando con aliados destacados, incluso en Estados Unidos.
En octubre de 2022, el reverendo Jesse Jackson Sr. envió a Lijo, el juez, un correo electrónico, que fue revisado por The New York Times. El mensaje señalaba que los miembros de la EYBA eran “víctimas de brutales y atroces violaciones de los derechos humanos por parte de elementos del sistema judicial argentino”. No quedó claro por qué Jackson, de 82 años, envió el correo electrónico.
No respondió a las diversas peticiones de comentarios.
Con información de Infobae