Cada mañana, Sarahí recorre parte de la parroquia Altagracia con dos bolsas repletas de arroz y comida para mascotas. Desde hace un año decidió alimentar a los gatos y perros sin hogar que deambulan por su comunidad. Al principio eran pocos, pero ahora son más de 30.
Sarahí, estudiante de psicología de 21 años, desea continuar con su labor, aunque cada vez se le hace más difícil debido a la reproducción descontrolada de los animales. Muchos fueron abandonados durante la pandemia y desde entonces han tenido varias camadas. Esta situación ha generado quejas entre algunos vecinos.
“Dañan las plantas, se meten en las casas o pequeños abastos, ensucian y a veces son agresivos”, contó Sarahí.
El año pasado ocurrió un incidente en su edificio: un gato callejero arañó en la cara a un niño de tres años que jugaba en un pasillo. Tuvieron que llevarlo de emergencia para suturarle la herida y aplicarle vacunas.

Meses después, tres perros y dos gatos fueron envenenados en la misma semana. Nunca se identificó al responsable. Sarahí admite que los animales abandonados pueden generar problemas, pero insiste en la necesidad de que el Estado promueva medidas concretas para protegerlos y prevenir actos de crueldad.
Acciones urgentes
No existe un censo oficial para contabilizar el número de perros y gatos sin hogar. Sin embargo, datos de la Red de Ayuda Canina Venezolana (RAC) revelan que la cantidad supera el millón.
Especialistas consultados por Crónica.Uno enfatizan en la urgencia de acciones específicas para controlar esta sobrepoblación.

Advierten que la presencia de perros y gatos abandonados en entornos urbanos y rurales ya comienza a alterar los ecosistemas, genera riesgos sanitarios y afecta a la fauna silvestre.
Fauna silvestre en riesgo
Carlos Alvarado, biólogo egresado de la UCV y estudiante de maestría en medicina veterinaria, observó en 2023 cambios en el comportamiento de animales domésticos que, tras ser abandonados, adoptan actitudes salvajes. A este fenómeno lo denominó “fauna feral” y decidió investigarlo.
La fauna feral representa una amenaza para las especies propias de cada ecosistema. Según Alvarado, cuando existe sobrepoblación de perros y gatos abandonados, estos se convierten en especies invasoras que depredan la fauna silvestre.
En la ciudad, iguanas, ardillas y aves están en peligro por los gatos; mientras que en zonas rurales se han registrado ataques de perros salvajes a especies como los chigüires en el estado Barinas.
Esto provoca competencia entre depredadores, la matanza de especies en riesgo y desequilibrios ecológicos. Otro hallazgo de sus observaciones revela una disminución en la población de chigüires en asentamientos rurales del estado Barinas, propiciada por perros salvajes.

Aunque en Venezuela el estudio de este fenómeno es incipiente, en otros países se ha documentado que 430 especies de vertebrados continentales están afectadas por perros y gatos ferales, y que 63 han sido llevadas a la extinción por su acción depredadora.
“Los ganaderos y locales tienden a confundir los ataques de perros con ataques de jaguares o pumas y terminan matándolos”, señaló.
Alvarado lamentó que no existan recintos públicos para albergar a perros y gatos sin hogar en condiciones óptimas, ni políticas públicas para atender la sobrepoblación de animales dejados a su suerte.
Refugios en crisis
Cifras de la Red de Ayuda Canina Venezolana (RAC) que 90 % de los refugios de animales están al tope de su capacidad con recursos limitados.

Jessica Luna es directora de la fundación Santuario Luna, un albergue permanente para perros y gatos abandonados ubicado en Petare. Inició sus labores como fundación a partir de 2016 durante la emergencia humanitaria compleja. Hoy día es el hogar de una manada de 105 perros, 126 gatos y cinco morrocoyes.
El objetivo inicial era rescatar, esterilizar y dar en adopción, pero con el tiempo notaron que los perros mestizos eran constantemente rechazados. La acumulación de animales llevó a la fundación a replantear su misión.
“Desde hace cinco años no rescatamos, no recibimos ni damos en adopción. La segunda oportunidad que les damos a perros y gatos en el santuario es darles una vida digna con todo lo necesario. Por salud, física, mental y monetaria no podemos ayudar más de los que tenemos. Estamos copados”,
Santuario Luna se sostiene de recursos propios y del aporte de padrinos y madrinas que contribuyen con pequeñas donaciones. También reciben un aporte mensual otorgado por la Misión Nevado, que no incluye ni esterilizaciones ni vacunas. “Recibimos 4 sacos de arroz de cincuenta kilos cada uno y 6 sacos de perrarina mensual que cubren una semana de alimentación”, indicó.
Leyes y acciones en mora
Las enfermedades zoonóticas, transmitidas de animales a humanos, pueden ser causadas por virus, bacterias, hongos o parásitos. Los animales sin vacunar que viven en la calle pueden transmitir estas enfermedades a través de mordidas o contacto con saliva.
Otto Alvarado, médico veterinario, indicó que las más comunes son la rabia, la sarna y otras infecciones parasitarias o bacterianas que provocan diarrea.

En menor proporción se presentan casos de toxoplasmosis, causada por el parásito toxoplasma gondii, presente en carnes mal cocidas o aguas contaminadas, y que rara vez se transmite por gatos.
“Para que el gato transfiera el toxoplasma es necesario que el humano ingiera sus heces o se meta las manos a la boca luego de haberlas manipulado. Es cuestión de higiene y responsabilidad”, señaló
Alvarado recalcó que la prevención pasa por jornadas masivas de vacunación, desparasitación y esterilización. También propone la implementación de políticas públicas que incluyan censos y el uso de microchips para el registro de animales abandonados.

En 2010 el Estado promulgó la Ley de Protección y Bienestar Animal, una normativa que no siempre se aplica para sancionar a quienes atentan contra los animales. Al respecto Alvarado aseguró que hace falta la creación de un cuerpo de policía animal que haga cumplir los reglamentos y que esté especializado en la captura y manejo de animales desamparados.
“Debe haber educación en las escuelas, en la televisión. Y una ley que castigue de verdad con penas acumulativas. Que el maltrato y la crueldad sean un delito con penas verdaderas.
Con información de Crónica Uno