El magistrado Noel Orellana admitió este jueves que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tuvo responsabilidad en los errores que obligaron a dejar de lado el escrutinio preliminar de las elecciones presidenciales y legislativa del 4 de febrero en El Salvador y pasar al recuento final, con el que se da firmeza a los resultados.
«Obviamente que nosotros (magistrados) tenemos responsabilidad y vamos a asumir», dijo a periodistas Orellana y aseguró que informarán a la Fiscalía, que también tiene a fiscales participando en el proceso, para que investigue en caso de que sea necesario «deducir responsabilidades».
Añadió: «Estoy dando la cara y hay que aceptar cuando hubieron equivocaciones y después se van a deducir las responsabilidades en donde estuvo el fallo».
Apuntó que «estos procesos son tan grandes que difícilmente uno como magistrado va a estar vinculado en los mínimos detalles» y agregó que como magistrado «no tengo culpa» de errores como la no inclusión en los paquetes electorales del papel adecuado para imprimir las actas.
Orellana agregó que el día de los comicios los magistrados se dedican a atender entrevistas, a observadores y están «dando por sentado que todo está solucionado».
Por su parte, el magistrado Guillermo Wellman indicó que las mesas de recuento de votos de la elección presidencial «ya van bien avanzadas».
El escrutinio final avanzó este jueves pero aún se desconoce cuándo concluirá y el TSE oficializará los resultados de la elección presidencial, de la que el presidente Nayib Bukele se autoproclamó ganador con, según él, más del 85 % de los votos, lo que, de confirmarse, sería una victoria aplastante sobre los candidatos de la oposición.
La organización civil Cristosal señaló el miércoles que El Salvador atraviesa una «crisis electoral» y advirtió que las irregularidades denunciadas en los comicios presidenciales y legislativos del domingo pueden llegar a considerarse fraude electoral.
«El reciente proceso para elegir presidente de la República y diputados de la Asamblea Legislativa de El Salvador se ha caracterizado por una clara y aguda crisis electoral -antes, durante y después de las elecciones- debido a irregularidades y acciones que pueden llegar a constituir el delito de fraude electoral», indicó en un comunicado.
La ONG señaló que el TSE «no garantizó la certeza en los resultados por fallas logísticas, administrativas y tecnológicas» ni tampoco «aseguró la cadena de custodia de papeletas electorales y actas de las Juntas Receptoras de Votos (JRV)».
Apuntó que existió negligencia del TSE al «permitir una candidatura inconstitucional, no asegurar igualdad de participación entre partidos e ignorar irregularidades en la campaña y elecciones».
«El TSE no administró de manera transparente el voto en el exterior al no informar sobre los mecanismos para garantizar la fiabilidad de este proceso», acotó.
El Salvador celebró el 4 de febrero elecciones presidenciales y legislativas, a las que unos 6,2 millones de salvadoreños (740.000 en el exterior) estaban convocados para votar.
La noche de ese día el presidente Nayib Bukele se autoproclamó vencedor de los comicios antes de conocerse los resultados oficiales y dijo que fue con más del 85 % de los votos, a pesar de la prohibición constitucional de la reelección inmediata.
Con información de EFE
