Se trata del volcán activo más grande de Europa, que ocupa gran parte del este de la isla de Sicilia, en Italia. El Etna acostumbra a dejar imágenes llamativas, como la que se ha observado estos últimos días, en los que la lava y el humo continúan saliendo de su cráter a la vez que el monte se encuentra nevado.
El considerado como el volcán más alto del continente europeo se encuentra activo desde hace un par de semanas, cuando las autoridades de Sicilia elevaron el nivel de alerta a color amarillo, que significa actividad eruptiva baja a media.
La erupción provocó la caída de cenizas de lava entre los pueblos de Zafferana y Milo, aunque sin afectar a la operatividad del aeropuerto internacional de Catania.
En agosto pasado se produjo el último episodio eruptivo, que fue de mayor entidad y obligó a cerrar durante 24 horas el aeropuerto, por «amplias fluctuaciones» en los valores de la amplitud media del temblor volcánico. En aquella ocasión, Protección Civil pidió a las autoridades que se prohibiese el acceso a las zonas afectadas.
Según el INGV, estos episodios eruptivos son un fenómeno típico de la reciente actividad del Etna y suelen cubrir de ceniza las ciudades sicilianas a su alrededor. La anterior había tenido lugar en mayo.
Desde 1977 hasta la actualidad se han producido cientos de episodios similares al actual, incluida la secuencia excepcional de 66 temblores entre enero y agosto de 2000 y unos 50 entre 2011 y 2013.
El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia está emitiendo comunicaciones periódicas sobre el estado del volcán, así como de los temblores volcánicos, que tienen una tendencia variable. De momento, el polvo emitido por el volcán no ha afectado a la actividad aeroportuaria de Catania, tal y como ocurrió en otras ocasiones. Habrá que esperar para ver cómo evoluciona esta erupción para saber si sus consecuencias van más allá de la simple anécdota.