Los trastornos de sueño son una problemática cada vez más extendida en sociedades como la española, y a menudo se pierde de vista lo dañinos que pueden resultar realmente para nuestra salud.
Por ejemplo, una reciente investigación ha relacionado varias formas de trastorno del sueño, incluyendo las pesadillas, la latencia en el establecimiento del sueño y la pobre calidad del sueño con un mayor riesgo de presentar ideación suicida.
Sufrir pesadillas y tardar en conciliar el sueño
Así lo explican sus autores en un artículo publicado recientemente en el medio especializado Psychiatry Research, en el que se detalla que esta es la conclusión de analizar datos procedentes de 102 individuos con un historial de conducta suicida, que respondieron cuestionarios que incluían preguntas sobre la calidad de su sueño y sobre su ideación suicida.
De esta forma, se comprobó que sufrir pesadillas de modo habitual se asociaba de manera particularmente intensa con el riesgo de sufrir ideación suicida junto a la latencia para conciliar el sueño (es decir, el tiempo que tarda la persona en quedarse dormida.
Además, de un modo particular, los días siguientes a noches en las que se habían producido alteraciones significativas en el horario habitual de sueño era bastante más probable que se produjesen ideaciones suicidas; lo mismo sucedía con los días que seguían a noches con una calidad del sueño particularmente mala.
Un área para intervenir tempranamente
Aunque se trata de un trabajo con algunas limitaciones importantes (por ejemplo, no se tienen en cuenta otras variables que pueden influir tanto en la calidad del descanso como en los síntomas psiquiátricos, incluyendo la ideación suicida), esta investigación es importante porque cimenta el sueño como un factor de riesgo modificable de la ideación suicida sobre el que es relativamente sencillo intervenir.
En base a esto, los autores defienden que con más investigación futura puede ser posible establecer las dificultades del sueño como ítem destacado en las evaluaciones estandarizadas de riesgo y como un área en la que iniciar los enfoques preventivos.
El suicidio es actualmente la principal causa de muerte entre los jóvenes españoles. Por desgracia, la detección de los casos de riesgo y la intervención temprana en muchas ocasiones se tornan difíciles, llevándonos a perder un tiempo muy valioso. Si logramos identificar indicadores tempranos, puede ser posible poner en marcha estrategias capaces de salvar muchas vidas jóvenes.